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El Padre que Abrazó la Cruz: Su Esposa Quiso Entregar al Hijo con Síndrome de Down… Él Eligió Criarlo Solo

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • 28 jul
  • 3 Min. de lectura
Abandonado por su esposa, desbordado por el miedo y sin saber cambiar un pañal, John Anísimov eligió el amor incondicional. Esta es la historia real de un padre que abrazó la cruz de la paternidad como misión sagrada.
Papa Corazón
 Un abrazo que lo dice todo: cuando el amor de papá es el refugio más seguro del mundo. (Fotografía: Instagram/John Anisimov)

Moscú, Rusia. Una tarde de agosto. John Anísimov recibe en sus brazos al hijo que cambiaría todo lo que creía saber sobre la vida, el amor… y Dios. Misha vino al mundo con una sospecha de síndrome de Down. La noticia cayó como un rayo en el corazón de sus padres. Pero mientras su esposa pensó en abandonar, John eligió quedarse.


“No pasa nada, lo criaremos”, fue su respuesta al médico. Pero esa fe fue puesta a prueba de inmediato: al salir del nosocomio, su esposa le dio un ultimátum. O entregaban al bebé a una institución… o se divorciaban. “No podía traicionar a un ser humano de siete días”, confesó. Y así comenzó la historia de un padre solo, pero nunca abandonado por Dios.

Pedro Kriskovich
LA TRAICIÓN NO FUE DE UNA PERSONA... FUE DEL MUNDO

En medio de lágrimas y confusión, Anísimov sintió que la vida le quitaba todo lo que conocía. Pero en el mismo vacío encontró una misión. “Fui a buscar a Misha solo. La madre no estuvo presente. Pero mi madre y mi abuela se unieron a mí. Comenzamos de cero, con pañales, baños y noches sin dormir”, subrayó.


Sin saber cambiar un pañal, Anísimov asistió a una escuela para madres. Se transformó. “Antes pensaba que ser padre era ganar dinero. Ahora sé que es dar la vida todos los días”, señaló. El mismo hombre que entrenó soldados aprendió a calmar llantos, leer cuentos y acariciar con ternura. “Nunca me arrepentí. Misha me transforma”, destacó.


Papa Corazón
 La vida también florece en los caminos simples. Miradas que enseñan más que mil palabras.  (Fotografía: Instagram/John Anisimov)

FE COTIDIANA: UNA CRUZ CON SENTIDO

Durante años repitió que había aceptado el diagnóstico. Pero fue recién a los tres años que lo comprendió en el alma. “La aceptación es un camino sin fin”, dice. Y como cristiano, sabe que la cruz no se elige, se abraza. Va a terapia, participa de grupos de apoyo y comparte su testimonio: “Hay que acompañar a otros. Hay padres que están más solos que yo”.


Hoy, con seis años y medio, Misha superó el desarrollo de un niño de tres. Habla, juega, se comunica. Avanza lentamente, pero cada paso es un milagro. “Misha es cariñoso, cálido, lleno de luz. Hay momentos de cansancio… pero nunca de arrepentimiento”, destacó.


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Con cada juego, una batalla ganada. Porque crecer con amor y apoyo lo cambia todo. (Fotografía: Instagram/John Anisimov)
EL FUTURO EN MANOS DE DIOS

Anísimov sueña con una sociedad más inclusiva. Piensa en mudarse. Pero mientras tanto, vive el presente con su hijo como su mayor alegría: “Misha llena mi vida. Y esos pensamientos de ‘¿para qué todo esto?’ no existen más. La respuesta está en sus abrazos”.


Una lección de amor cristiano: cuando todo invitaba al abandono, eligió quedarse. Cuando la cultura del descarte golpeó su puerta, abrazó la fragilidad. Cuando el mundo ofreció comodidad, él eligió el sacrificio. John Anísimov no es solo un padre. Es un testimonio vivo de que el amor todo lo puede, todo lo cree, todo lo espera.



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