EL INFIERNO EN MARCHA: EL SACERDOTE QUE ENFRENTA A LOS NARCOS PARA SALVAR MIGRANTES
- Canal Vida
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En las rutas ardientes del sur mexicano, miles de migrantes siguen arriesgando la vida. Allí, el padre Alejandro Solalinde desafía al narcotráfico y la desesperanza para dar refugio, pan y fe a quienes solo buscan un lugar donde ser humanos.
En el corazón ardiente de Oaxaca, donde los cárteles imponen su ley y el tren de la muerte —La Bestia— aún ruge con almas desesperadas, un sacerdote camina entre el miedo y la fe. El padre Alejandro Solalinde, fundador del albergue Hermanos en el Camino, desafía al crimen organizado con una cruz en la mano y una convicción en el alma: “Los migrantes merecen justicia, no compasión vacía”.
Por más de dos décadas, este sacerdote mexicano abrió las puertas del único refugio donde los que huyen del hambre, la guerra y el narcotráfico encuentran algo más que pan y techo: encuentran dignidad. Bajo amenazas, persecución y ataques, Solalinde se niega a callar: “Los amo profundamente; son el rostro de Jesús”.
MÉXICO, EL NUEVO REFUGIO
Mientras miles siguen soñando con cruzar a Estados Unidos, Solalinde lanza un mensaje revolucionario: “México también puede ser tierra de paz”. En su refugio en Ixtepec, acoge cada día a más de 200 personas. Su misión no es dar limosna, sino oportunidades: educación, trabajo y fe.
“La Bestia ya no lleva solo migrantes —dice—, lleva los sueños rotos de América Latina”.
La Iglesia mexicana, junto a la Conferencia Episcopal estadounidense, trabaja hoy para ofrecer rutas seguras, atención médica gratuita y una segunda oportunidad a quienes ya no tienen país.
EL CURA QUE ENFRENTÓ A LOS NARCOS
Solalinde sabe que su vida corre peligro, pero su fe no tiembla. Lo amenazaron, lo quisieron silenciar, pero él sigue levantando su voz en nombre de los sin nombre: “Mientras haya un migrante en peligro, no me detendré”.
En medio de un México herido, su refugio se convirtió en una catedral de esperanza entre los escombros.
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