top of page

EL HOMBRE QUE CAMBIÓ EL ANILLO DE BODAS POR LA SOTANA

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • 21 ago
  • 4 Min. de lectura
Después de cuatro décadas de matrimonio, hijos y nietos, Patrick Bruen sorprendió al mundo: a los 67 años cambió su anillo de bodas por el alba. Viudo y marcado por el dolor, descubrió un segundo llamado: servir como sacerdote de Cristo.
Patrick Bruen
El padre Patrick Bruen recuerda con emoción cómo el cuidado de su esposa enferma lo preparó para su nueva vocación sacerdotal: “Mi matrimonio me enseñó lo que significa amar de verdad”.

La escena parecía salida de una novela imposible: un abuelo con nietos, tras 40 años de matrimonio, entrando a la catedral del Santísimo Sacramento (Detroit, Estados Unidos)… no para asistir a una boda, sino para recibir la ordenación sacerdotal.


El protagonista: Patrick Bruen, un hombre que vivió el amor humano en su máxima expresión y, al enviudar, descubrió un segundo llamado: entregar su vida a Dios como sacerdote.







DE ESPOSO Y PADRE A SACERDOTE DEL ALTAR

Patrick Bruen pasó cuatro décadas casado con Georgiana. Tuvieron tres hijos, varios nietos y una vida marcada por la fe y la entrega. Pero la enfermedad de ella cambió el rumbo: años de cuidado, noches de desvelo y un amor que se transformó en servicio absoluto.


Cuando su esposa falleció a los 61 años, él quedó devastado. Sin embargo, en el dolor comenzó a percibir lo inexplicable: imágenes del Sagrado Corazón de Jesús aparecían por todas partes, como si lo siguieran. “Era como si me miraran directamente”, confesó.


Ese misterio interior lo llevó a consultar a un sacerdote amigo. La respuesta fue desconcertante: “El seminario aquí se llama Sagrado Corazón. Quizás Dios te está llamando”. Patrick se rió, lo consideró un despropósito… pero la semilla había quedado sembrada.

Pedro Kriskovich
EL SEMINARIO A LOS 62: UNA “LOCURA DIVINA”

Cuando finalmente decidió ingresar al Seminario Nacional de San Juan XXIII en Massachusetts, muchos lo tildaron de soñador. Otros lo aplaudieron. Ese lugar de aspirantes al sacerdocio recibe a hombres maduros, conocidos como “vocaciones de segunda carrera”.


“Creía que ya no era posible ser sacerdote a mi edad. Pero descubrí que nunca es tarde para Dios”, explicó. Su matrimonio, lejos de ser un obstáculo, se transformó en la base de su vocación. “Amar a mi esposa me enseñó lo que significa entregar la vida. Hoy quiero poner ese mismo amor al servicio de la Iglesia”, dijo con emoción.



UNA ORDENACIÓN HISTÓRICA

El 7 de junio, a los 67 años, Patrick se arrodilló ante el arzobispo Edward J. Weisenburger. Mientras el coro entonaba el Veni Sancte Spiritus, los sacerdotes presentes impusieron las manos sobre su cabeza.


Patrick Bruen
En la imponente catedral del Santísimo Sacramento, los nuevos presbíteros se arrodillan mientras reciben la imposición de manos, en uno de los momentos más solemnes y conmovedores de la ordenación sacerdotal en Detroit.

En ese instante, un hombre que había pronunciado “sí” al altar matrimonial cuatro décadas atrás, pronunciaba un nuevo “sí” al altar eucarístico. “Mi matrimonio me preparó para esta vocación. Ahora quiero amar con la misma fidelidad, pero de un modo nuevo”, declaró al concluir la ceremonia.



EL PADRE QUE ES “PADRE” DOS VECES

Para su familia, la experiencia fue conmovedora. “Es raro decir que tu papá ahora es ‘Padre’, pero sentimos que es lo que debía ser”, afirmó uno de sus hijos. Una de sus hijas añadió: “Primero cuidó a mamá con amor. Ahora cuidará a toda una comunidad”.


Sus nietos lo miraban con asombro mientras vestía la sotana. Un sacerdote que también es abuelo: un símbolo viviente de que la vocación no tiene fecha de caducidad.

casa betania
UN FUTURO DE ENTREGA

Nombrado sacerdote de apoyo en la parroquia de Nuestra Señora del Buen Consejo en Plymouth, Patrick no piensa en retirarse pronto: “Quiero servir hasta los 90. Dios no jubila a nadie mientras tenga algo que dar”, aseguró con humor.


Y agregó una frase que retumbó entre los fieles: “El Señor puede pedirte que juegues golf en Florida o que seas sacerdote a los 67. Lo importante es nunca dejar de servir”.


Patrick Bruen
Durante la misa de ordenación en Detroit, el padre Patrick Bruen proclama la Palabra de Dios en la catedral que lo vio transformarse de esposo y padre a sacerdote, en un giro de vida que conmovió a toda la comunidad.
¿MILAGRO O LECCIÓN DE VIDA?

La historia de Patrick Bruen sacude porque rompe moldes. Viudo, abuelo, con arrugas en el rostro y cicatrices en el corazón, demostró que el llamado de Dios puede llegar en cualquier momento.


Su vida es un testimonio sensacional de amor en dos capítulos: primero como esposo fiel, luego como sacerdote entregado. Y su mensaje, simple pero radical: “Nunca eres demasiado mayor para comenzar de nuevo”.


Un hombre que amó a una sola mujer toda su vida. Que lloró su pérdida en silencio. Que se levantó del duelo para convertirse en pastor. Hoy, en Detroit, ese hombre celebra misa y reparte sonrisas como quien entrega lo más valioso: la certeza de que Dios siempre escribe capítulos inesperados.



📖También te puede interesar:



Comentarios


bottom of page