El Grito del Papa Contra la Guerra: “Rechacen la Venganza. Abracen la Paz”
- Canal Vida
- 25 jun
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En medio del horror en Damasco y la tensión entre Irán e Israel, León XIV lanzó un mensaje que estremeció al mundo: un llamado urgente a no devolver odio con más odio.

Mientras el mundo tiembla ante una nueva ola de violencia en Medio Oriente, una voz se alza desde el corazón del Vaticano. Firme, herida, pero luminosa. León XIV no se calló. Desde la Audiencia General del 25 de junio, lanzó un mensaje urgente al planeta: “Se rechace toda lógica de arrogancia y de venganza. Se elija con valentía el camino del diálogo, la diplomacia y la paz”.
Conmovido por el reciente atentado suicida en la iglesia de Mar Elías, en Damasco —que dejó casi 30 muertos, entre ellos niños— y atento a la escalada entre Irán e Israel, el Papa hizo lo que pocos se atreven: hablar de paz cuando todo el mundo pide represalias.

“¡NO MÁS ESPADAS!”
El Pontífice evocó al profeta Isaías como quien empuña una espada sagrada: “Ninguna nación alzará más la espada contra otra. Ni aprenderán más el arte de la guerra”. En tiempos donde cada misil parece tener respuesta y cada dolor se transforma en furia, el Papa ofreció una alternativa revolucionaria: el perdón.
¿Provocador? Sí. ¿Valiente? Mucho más. En su catequesis, denunció la “lógica de la arrogancia” como uno de los grandes males contemporáneos. “Hay que rechazar la venganza como solución, porque nunca lo es. El odio siempre siembra más odio”, advirtió.

UN ALTAR DE SANGRE
El atentado en Siria no fue solo una tragedia. Fue, según León XIV, “una herida abierta en el corazón del cristianismo”. Un templo convertido en escombros. Íconos destrozados. Niños ensangrentados. “Una iglesia no puede ser campo de batalla”, sentenció.
Mediante un telegrama enviado por el cardenal Pietro Parolin, el Papa expresó su dolor profundo y su solidaridad absoluta.

LA GUERRA NO ES EL CAMINO
En su mensaje final, León XIV fue contundente: “La paz es el único futuro posible. Todo lo demás es ruina”.
La guerra sigue. Pero también sigue el testimonio de un pastor que se niega a bendecir la violencia. Un Papa que, entre misiles y ruinas, aún cree que el amor —ese amor que no busca venganza— puede cambiar la historia.
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