Francisco inició hoy su catequesis sobre el discernimiento e indicó que requiere el autoconocimiento y "una relación filial con Dios". "Para aprender a vivir hay que aprender a amar, y para ello es necesario discernir", subrayó.
"Es muy importante aprender a discernir, porque cada acción que realizamos, especialmente en los momentos cruciales de nuestra vida, tienen consecuencias trascendentes para uno mismo, para los otros y para el mundo", subrayó el Papa en su alocución.
El Papa Francisco, luego de concluir la semana pasada con la catequesis sobre la vejez, este miércoles en la audiencia pública que ofició en el aula Paulo VI inició sus reflexiones en torno al discernimiento, al que calificó como “un acto importante que concierne a todos, porque las elecciones son una parte esencial de la vida”.
"Para aprender a vivir hay que aprender a amar, y para ello es necesario discernir."
El discernimiento, la elección, están en todos los aspectos de la vida, por lo que —aseguró el Santo Padre— se presenta como un ejercicio de "inteligencia", "experiencia" y también de "voluntad", para aprovechar el momento favorable.
En esta línea, manifestó una condición importantísima sobre la elección: es intransferible, personal. “No es posible delegar una elección en otros, ya que cada elección es propia, y habla de situaciones inesperadas, no previstas, en las que es esencial reconocer la importancia y la urgencia de una decisión que hay que tomar”, subrayó.
LA ALEGRÍA DE DISCERNIR
Favorecer el encuentro entre lo temporal y lo eterno es lo que es el discernimiento en pocas palabras, manifestó el vicario de Cristo ante una multitud que lo escuchó atentamente, y añadió que el Evangelio sugiere otro aspecto importante: los afectos.
EVALUAR Y ELEGIR
El conocimiento, la experiencia, el afecto, la voluntad son algunos de los elementos indispensables del discernimiento, manifestó el Papa Francisco, que se ampliará en las catequesis de los miércoles.
"El discernimiento es agotador, pero indispensable para vivir. Requiere que me conozca a mí mismo, que sepa lo que es bueno para mí aquí y ahora. Sobre todo, requiere una ‘relación filial con Dios’. Dios es Padre y no nos deja solos, siempre está dispuesto a aconsejarnos, a animarnos, a acogernos. Pero nunca impone su voluntad porque quiere ser amado y no temido. Y el amor sólo se puede vivir en libertad. Para aprender a vivir hay que aprender a amar, y para ello es necesario discernir", concluyó.
(Fotografías: Vatican Media)
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