El Diablo Quiso Destruir su Taller… y Hoy es Santo Patrono de los Albañiles
- Canal Vida
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No tenía escudo, ni ejército, ni poder. Solo su fe… y una pala. Construía capillas para Cristo, pero el infierno quería derrumbarlas. Hoy, en América Latina, en el Día Internacional del Trabajador, miles de albañiles lo invocan como su protector. Esta es la historia oculta de san Vicente Ferrer, el predicador que enfrentó al demonio… con cal y ladrillo.

No era arquitecto. No era ingeniero. Era un simple predicador dominico. Pero donde él llegaba, se levantaban iglesias. A fuerza de voz, oración… y ladrillo.
San Vicente Ferrer nació en Valencia, España, en 1350. Se convirtió en fraile, teólogo y misionero. Caminó miles de kilómetros predicando la conversión. Pero no solo con palabras: también levantó templos en medio de la nada, junto a campesinos, obreros, mujeres y niños.
Cada vez que fundaba una capilla, el mal se agitaba. Y no es metáfora.
En México, Ecuador, Colombia y Perú, las leyendas aún sobreviven: "Donde Vicente Ferrer clavaba una cruz, el diablo derribaba los andamios".
Pero él volvía. Con los mismos hombres. Con la misma fe.Y con más fuerza.

EL PATRÓN DE LOS LEVANTAN EL REINO... CON MEZCLA Y ASTILLAS
En muchas regiones de América Latina, san Vicente Ferrer es patrono de los albañiles. No porque fuera uno profesional. Sino porque fue el santo que no dejó que el demonio le destruyera la obra.
Se cuenta que durante la construcción de una capilla en Oaxaca, un grupo de obreros comenzó a ver cómo, por las noches, las paredes se venían abajo misteriosamente. Nadie sabía por qué hasta que uno de ellos juró haber visto una figura oscura patear los cimientos. El miedo se apoderó del pueblo.
Pero un sacerdote trajo una pequeña imagen de san Vicente Ferrer, la colocó en el centro del terreno y dijo: "Ahora construyan. Y no dejen de rezar mientras trabajan".
La capilla se levantó. Y nunca volvió a derrumbarse. Desde entonces, los albañiles mexicanos lo veneran con fe profunda, lo nombran en los cimientos, lo llevan en estampitas… y le rezan mientras levantan casas e iglesias.

EL SANTO QUE HABLABA EL IDIOMA DEL TRABAJADOR
Vicente Ferrer no predicaba en latín. Predicaba en la lengua del pueblo. Les hablaba de Dios mientras caminaban al campo, mientras cocinaban, mientras construían. Era un misionero que entendía la fatiga del campesino, el sudor del jornalero, y el callo del albañil.
Y por eso, cuando hablaba, lo escuchaban los simples. Y cuando oraba… huían los demonios.
Durante años, se dedicó a construir no solo edificios, sino corazones. Y cuando los espíritus inmundos intentaban destruir lo que él levantaba, Vicente se ponía de rodillas…Y rezaba. Y volvía a empezar. Como hacen los verdaderos obreros de Dios.

UNA HISTORIA QUE LOS ALBAÑILES CUENTAN EN VOZ BAJA
En la sierra de Puebla, un anciano albañil cuenta siempre lo mismo:
"Una vez estábamos construyendo una ermita en una lomita. Todas las noches el muro más alto amanecía en el piso. Un día trajeron una imagen del santo de los albañiles. Le rezamos. Y desde esa noche, ni una piedra se movió."
San Vicente Ferrer no solo es un patrón. Es un escudo. Por eso, cada 5 de abril, en su fiesta, miles de albañiles en México, Honduras, Guatemala y El Salvador le ofrecen misas, promesas, herramientas y hasta una piedra del trabajo del día. Porque saben que él entiende. Que él también cargó peso .Que él también fue perseguido por querer construir en nombre de Cristo.
BATALLA ESPIRITUAL
Detrás de cada templo que levantó, había una lucha invisible. San Vicente Ferrer hablaba del Juicio Final, del combate entre la luz y las tinieblas, del valor del arrepentimiento y del poder del Rosario. Y por eso, el infierno lo odiaba.
Una de las leyendas más repetidas en Michoacán cuenta que, en medio de la construcción de una pequeña iglesia, los obreros vieron una figura oscura entre los escombros. Creyeron que era un perro.
Pero el sacerdote del pueblo dijo otra cosa: "No era un perro. Era el diablo. Y Vicente Ferrer ya lo venció antes. Recen y trabajen con fe". Desde entonces, en esa iglesia, cada mezcla de cemento va acompañada de un Ave María.

IMAGEN EN TALLERES Y CATEDRALES
Mientras muchos santos tienen altares de mármol, san Vicente Ferrer vive en las paredes desconchadas de los talleres, en los botes de pintura, en las paredes recién revocadas y en las mochilas de los obreros. Su imagen aparece sucia, gastada… pero venerada.
En Guatemala se le conoce como el “amigo del albañil”.En Ecuador, como “el que no dejó que se cayera la casa de Dios”. En Perú, como “el predicador de la mezcla”.
En México, su fiesta se celebra con misas a pie de obra, con pan, con herramientas bendecidas y con oraciones de hombres que saben que levantar una pared puede ser también un acto de fe.
¿POR QUÉ SAN VICENTE FERRER ES EL PATRONO DE LOS ALBAÑILES?
Nació en 1350 en Valencia, España, y fue dominico, predicador y constructor de iglesias.
En su paso por el mundo, levantó decenas de capillas en pueblos pobres, muchas de ellas con ayuda de la gente común.
Se le atribuyen milagros relacionados con obras que resistían tormentas, derrumbes y ataques espirituales.
Su fama se extendió a América Latina durante la evangelización, y los obreros lo adoptaron como su protector, especialmente en contextos de pobreza y lucha.

MARTILLO, ORACIÓN Y CRUZ
San Vicente Ferrer nunca escribió manuales de ingeniería. Pero escribió con su vida una lección que hoy es más urgente que nunca: "El trabajo con fe levanta más que paredes: levanta almas."
En un mundo que muchas veces desprecia al que ensucia sus manos, Vicente nos recuerda que con cal y lágrimas también se construye el Reino de Dios.
Y que mientras el demonio derriba…Los santos como él reconstruyen sin miedo.
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