top of page
  • Foto del escritorCanal Vida

Compromiso de paz

En el documento final del VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales, condenaron la violencia en nombre de Dios. Se comprometieron a trabajar por la paz y el cuidado de la Creación. El próximo evento será en 2025. “Las religiones no son un problema, sino parte de la solución para una convivencia más armoniosa”, subrayó Francisco.
 

“La vida no puede reducirse a nuestros intereses personales, sino que se inscribe en la hermandad que nos caracteriza”, manifestó el Papa Francisco en su discurso de apertura del VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales que se realizó el 14 y 15 de septiembre en Nursultán (Kazajistán).


“Necesitamos la religión para responder a la sed de paz del mundo y a la sed de infinito que habita en el corazón de todo hombre.”

Ante religiosos, autoridades, representantes de organismos internacionales, entidades académicas y culturales reunidas en el Palacio de la Independencia, el Santo Padre —que calificó su 38° viaje apostólico como una “peregrinación de paz”— indicó que es importante “abrir una nueva ruta de encuentro” basada en el respeto, honestidad del diálogo, colaboración; “un camino para recorrer juntos hacia la paz”.


 
 


ESPERANZA DE PAZ

El sucesor de Pedro frente a las principales autoridades religiosas expresó que “el mundo espera de nosotros” un ejemplo de almas despiertas y de mentes claras, y destacó que es el momento de “despertarse de ese fundamentalismo que contamina y corroe todo credo, es la hora de hacer que el corazón se vuelva transparente y compasivo”.



“Pero también es la hora de dejar solo a los libros de historia los discursos que, por demasiado tiempo, aquí y en otros sitios, han inculcado sospechas y desprecio respecto a la religión, como si fuera un factor de desestabilización de la sociedad moderna.”


“Dios es paz y conduce siempre a la paz, nunca a la guerra. Comprometámonos a promover y reforzar la necesidad de que los conflictos se resuelvan con los únicos medios bendecidos por el cielo y dignos del hombre: el encuentro, el diálogo, las tratativas pacientes.”

En Kazajistán, explicó el Obispo de Roma, “es bien conocida la herencia del ateísmo de Estado, impuesto por decenios, esa mentalidad opresora y sofocante por la cual el simple uso de la palabra ‘religión’ era incómodo”. En cambio, introdujo un contrapunto, al dejar claro que “las religiones no son un problema, sino parte de la solución para una convivencia más armoniosa”.



“Necesitamos la religión para responder a la sed de paz del mundo y a la sed de infinito que habita en el corazón de todo hombre”, subrayó.



LA LIBERTAD RELIGIOSA, UN DERECHO FUNDAMENTAL

Explayándose en su reflexión sobre este asunto crucial, el vicario de Cristo manifestó que la libertad religiosa es “un derecho fundamental, primario e inalienable, que es necesario promover en todas partes y que no puede limitarse únicamente a la libertad de culto”.



“Es un derecho de toda persona dar testimonio público de la propia fe; proponerla sin imponerla nunca. Es la buena práctica del anuncio, diferente del proselitismo y del adoctrinamiento, de los que todos están llamados a mantener distancia”, aseguró.


 
 


DESAFÍOS GLOBALES

Para el Pontífice los líderes religiosos y políticos se enfrentan a cuatro retos importantes de cara al futuro de la sociedad: la pandemia, la construcción de la paz, la fraternidad y el cuidado de la casa común.



Jorge Bergoglio indicó que la pandemia llama a una mayor unidad de propósitos: “hacerse cargo de la humanidad en todas sus dimensiones, volviéndose artesanos de comunión, testigos de una colaboración que supere los cercos de las propias pertenencias comunitarias, étnicas, nacionales y religiosas”.


El segundo desafío analizado fue el de la paz, en este sentido, recordando “los horrores y errores del pasado”, invitó a unir los esfuerzos, “para que más que nunca más el Omnipotente se vuelva rehén de la voluntad de poder humano”.


También animó a purificarnos “de la presunción de sentirnos justos y de no tener nada que aprender de los demás”, liberarnos “de esas concepciones reductivas y ruinosas que ofenden el nombre de Dios por medio de la rigidez, los extremismos y los fundamentalismos, y lo profanan mediante el odio, el fanatismo y el terrorismo, desfigurando también la imagen del hombre”.


El Papa exhortó a no justificar nunca la violencia y a no permitir que lo sagrado sea instrumentalizado por lo que es profano.


Dios es paz y conduce siempre a la paz, nunca a la guerra. Comprometámonos, por tanto, aún más, a promover y reforzar la necesidad de que los conflictos se resuelvan no con las ineficaces razones de la fuerza, con las armas y las amenazas, sino con los únicos medios bendecidos por el cielo y dignos del hombre: el encuentro, el diálogo, las tratativas pacientes, que se llevan adelante pensando especialmente en los niños y en las jóvenes generaciones”, subrayó.


 
 

En relación con el tercer desafío, el de la fraternidad, para Francisco “hoy es grande la dificultad de aceptar al ser humano”.


Refiriéndose a un problema que le preocupa, la cultura del descarte, remarcó que “cada día bebés por nacer y niños, migrantes y ancianos son descartados; numerosos hermanos y hermanas mueren sacrificados en el altar del lucro, envueltos en el incienso sacrílego de la indiferencia”.


“Pero es nuestro deber recordar que el Creador, que vela los pasos de toda criatura, nos exhorta a tener una mirada semejante a la suya, una mirada que reconozca el rostro del hermano”, expresó.


Francisco instó a redescubrir el arte de la hospitalidad, de la acogida, de la compasión, y a aprender “a avergonzarnos; sí, a experimentar esa sana vergüenza que nace de la piedad por el hombre que sufre, de la conmoción y del asombro por su condición, por su destino, del cual nos sentimos partícipes”.


“El camino de la compasión es el que nos hace más humanos y más creyentes”, destacó.


El último desafío global desglosado por el Pontífice tiene que ver con la salvaguardia de la casa común, que, como reiteró en tantas oportunidades, hay que protegerla, “para que no sea sometida a las lógicas de las ganancias, sino preservada para las generaciones futuras, para alabanza del Creador”.



CAMINO ESPIRITUAL

En la mañana de hoy el Papa fue a la catedral de la Madre del Perpetuo Socorro de la capital Nursultán, donde mantuvo un encuentro con obispos de Asia Central, además de sacerdotes, religiosas, seminaristas y agentes de pastoral, la mayoría de ellos provenientes de otros países.


 
 

Tras un momento de diálogo, el sucesor de Pedro los exhortó a hacer siempre una memoria agradecida de quienes desde los orígenes del cristianismo anunciaron el Evangelio en esas tierras… pero les pidió también estar abiertos como comunidad a la novedad que Dios les reserva para el futuro.



RECHAZO AL FUNDAMENTALISMO

Por la tarde Francisco regresó al Palacio de la Independencia donde la obispa anglicana Joanne Bailey Wells leyó la declaración conjunta de quienes durante dos días dialogaron desde sus credos buscando promover en primer lugar la paz en la tierra.



Los líderes religiosos en la declaración afirmaron que el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y cualquier otra incitación al odio, a la hostilidad, a la violencia y a la guerra, cualquier motivación u objetivo que se propongan, no tienen relación alguna con el auténtico espíritu religioso y serán rechazados con la más resuelta determinación; serán condenados, sin condiciones y sin “peros”.


Junto con su apremiante llamado a la paz, el Pontífice pidió que la libertad religiosa no sea solo un concepto abstracto, sino un derecho concreto. Además, alertó acerca de la necesidad de cuidar y escuchar las inquietudes de las nuevas generaciones.


Esta mañana el Papa mantuvo un encuentro con religiosos en un templo de Nursultán.


Asimismo, en el documento final reconocieron la importancia y valor de la publicación sobre la “Fraternidad Humana por la paz mundial y la convivencia común”, firmado el 4 de febrero de 2019 por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyib, durante el viaje apostólico del Santo Padre a los Emiratos Árabes Unidos.



Se trata de un documento que, como recuerda la declaración, hace un llamado a la paz, el diálogo, la comprensión mutua y el respeto entre los creyentes para el bien común. En esta línea, “constatamos el impacto positivo del diálogo entre los líderes de las religiones mundiales y tradicionales para los procesos sociopolíticos en los Estados y sociedades, contribuyendo a la preservación de la paz”.


Cabe indicar que el próximo congreso se llevará a cabo en 2025 en 2025 en Nursultán.

0 comentarios

Comments


bottom of page