"No sirve de nada tener todas las necesidades cubiertas si mi alma se arruina", asegura el padre Rafael de Tomás Ferrer en su reflexión de la primera lectura de hoy (Am. 8,4-6.9-12).
Escuchad esto, los que pisoteáis al pobre y elimináis a los humildes del país, diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el grano, y el sábado, para abrir los sacos de cereal —reduciendo el peso y aumentando el precio, y modificando las balanzas con engaño— para comprar al indigente por plata y al pobre por un par de sandalias, para vender hasta el salvado del grano?».
"Andarán errantes de mar a mar y de septentrión a oriente deambularán buscando la palabra del Señor, pero no la encontrarán."
Aquel día —oráculo del Señor Dios— haré que el sol se oculte a mediodía, y oscureceré la tierra en pleno día.
Transformaré vuestras fiestas en duelo, y todas vuestras canciones en elegía.
Pondré arpillera sobre toda espalda y dejaré rapada toda cabeza.
Será como el duelo por un hijo único, y el final como un día de amargura.
Vienen días —oráculo del Señor Dios— en que enviaré hambre al país: no hambre de pan, ni sed de agua, sino de escuchar las palabras del Señor.
Andarán errantes de mar a mar y de septentrión a oriente deambularán buscando la palabra del Señor, pero no la encontrarán.
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