top of page

SIEMPRE ES POSIBLE EMPEZAR DE NUEVO: EL GRITO DEL PAPA DESDE EL JUBILEO DE LOS PRESOS

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 2 horas
  • 4 Min. de lectura
En el Jubileo de los presos, el Papa lanzó una frase que descolocó a todos: nadie está perdido para siempre. Desde San Pedro, habló de culpa, esperanza y una verdad incómoda que desafía al castigo y abre una puerta inesperada.
León XIV Papa Preso Presa
Desde el ambón de San Pedro, León XIV lanzó una frase que atravesó muros y conciencias: “Siempre es posible empezar de nuevo”, incluso allí donde el mundo ya no espera nada. (Fotografía: Vatican Media)

La basílica de San Pedro se transformó, por un instante, en el corazón del mundo carcelario. Allí, en el III Domingo de Adviento —el domingo de la alegría—, León XIV presidió la Santa Misa del Jubileo de los presos, el último gran evento del Año Santo. No fue una celebración más. Fue una homilía atravesada por una certeza radical: nadie está condenado para siempre.


“Celebramos hoy el Jubileo de la esperanza para el mundo carcelario”, dijo el Pontífice ante miles de fieles. Y esa palabra —esperanza— no sonó abstracta ni piadosa. Sonó concreta, exigente, incómoda. Sonó como una puerta que se abre.







LA ALEGRÍA QUE NACE DONDE NADIE LA ESPERA

El Papa eligió predicar en el domingo “Gaudete”, el domingo de la alegría. Una elección cargada de sentido. Porque hablar de alegría en el contexto de la prisión parece, para muchos, una contradicción. Sin embargo, León XIV insistió: la alegría cristiana no niega el dolor, lo atraviesa.


Recordó las palabras de Francisco cuando abrió la Puerta Santa en la cárcel de Rebibbia: la imagen del ancla lanzada hacia la eternidad y la invitación a abrir de par en par las puertas del corazón. Allí está la clave: siempre hay un futuro posible, incluso cuando todo parece cerrado.

casa betania

NINGÚN SER HUMANO ES SU PECADO

Uno de los momentos más contundentes de la homilía fue cuando el Papa puso en palabras una verdad que el mundo suele rechazar: “ningún ser humano coincide con lo que ha hecho”. La justicia —dijo— no puede reducirse al castigo. Debe ser un proceso de reparación y reconciliación.


En un mundo que etiqueta, descarta y encierra para olvidar, León XIV fue claro: levantarse de toda caída es posible. Y no solo para quienes están privados de libertad, sino también para quienes administran la justicia y para una sociedad tentada a resignarse.


León XIV Papa Preso Presa
Entre bancos y sotanas, un hombre marcado por el pasado escucha en silencio. No está libre aún… pero la esperanza ya empezó a romper los barrotes. (Fotografía: Vatican Media)

FLORES QUE CRECEN ENTRE MUROS

Lejos de idealizar la cárcel, el Papa reconoció su dureza: hacinamiento, heridas abiertas, frustraciones, tentación de rendirse. Pero afirmó algo que sacudió el silencio de la basílica: incluso en ese terreno árido, pueden brotar flores.


Cuando se conservan la sensibilidad, el respeto, la misericordia y el perdón, surgen gestos y proyectos extraordinarios. No es ingenuidad. Es fe en la capacidad de conversión que Dios no retira nunca.



JESÚS SIGUE LIBERANDO HOY

León XIV invitó a contemplar a Jesús y su Reino: allí donde los ciegos ven, los paralíticos caminan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. Y fue tajante: muchas veces esos “milagros” no llegan por intervenciones extraordinarias, sino a través de nuestra responsabilidad, de comunidades e instituciones que se comprometen.


El Jubileo, recordó, es siempre una llamada a la conversión. Por eso es exigente. Y por eso es fuente de alegría verdadera.

Pedro Kriskovich

LA CIVILIZACIÓN DEL AMOR COMO RESPUESTA

El Papa retomó una expresión histórica de san Pablo VI: la “civilización del amor”. No como consigna ingenua, sino como criterio para la vida pública, especialmente en el ámbito penitenciario. Recordó también el deseo de Francisco de promover amnistías y oportunidades reales de reinserción.


El Jubileo bíblico —subrayó— era precisamente eso: un año en el que todos podían empezar de nuevo. No algunos. Todos.


León XIV Papa Preso Presa
Silencio, mirada firme y una certeza que incomoda: para Dios nadie es su pecado. En el Jubileo de los presos, el Papa habló de futuro cuando otros solo ven condena. (Fotografía: Vatican Media)

ENTRE LA MISERIA Y LA MISERICORDIA

La homilía alcanzó uno de sus puntos más profundos al evocar a san Juan Bautista y la escena evangélica de la mujer adúltera. San Agustín lo resumía con una imagen inolvidable: “quedaron solos la mísera y la misericordia”.


Ese es el corazón del mensaje: Dios no se cansa de ofrecer un comienzo nuevo. La conversión es un camino lento, lleno de recaídas y paciencia infinita. Pero el Señor insiste en una sola cosa: que nadie se pierda.



CUANDO DIOS DICE: EMPEZAMOS DE NUEVO

Cerca de la Navidad, León XIV invitó a abrazar con más fuerza el sueño de Dios. Un sueño donde nadie queda afuera, donde incluso desde la cárcel se puede volver a cruzar el río hacia una tierra nueva: un corazón reconciliado.


El Papa cerró con una certeza luminosa: no estamos solos. El Señor camina con nosotros. Y con Él, siempre puede suceder algo maravilloso. Porque incluso tras las rejas, incluso después de la caída, siempre es posible empezar de nuevo.

SIEMPRE ES POSIBLE EMPEZAR DE NUEVO: EL GRITO DEL PAPA DESDE EL JUBILEO DE LOS PRESOS

SIEMPRE ES POSIBLE EMPEZAR DE NUEVO: EL GRITO DEL PAPA DESDE EL JUBILEO DE LOS PRESOS

📖También te puede interesar:




bottom of page