"El Señor siempre sabe lo que hay en nuestros corazones", asegura el padre Rafael de Tomás Ferrer en su reflexión de la primera lectura de hoy (1 Cor. 4, 1-5).
Hermanos:
Que la gente solo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, lo que se busca en los administradores es que sean fieles. Para mí lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor.
"Que la gente solo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios."
Así, pues, no juzguéis antes de tiempo, dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá de Dios lo que merece.
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