Pensaron abortarla por padecer síndrome de Down. La abandonaron en un hospital. Sintió la vocación de servir al Señor, y hoy como religiosa ayuda a los mas necesitados. Testimonio de fe, esperanza y superación., es una prueba inspiradora del amor y la fe en acción.
La hermana Claire-Marie desde hace siete años vive en Lourdes, donde periódicamente se reúne con 300 jóvenes para hablarles del Evangelio y de la belleza de vivir la fe.
En el marco del Día Mundial del Síndrome de Down, se hace presente una historia de inspiración y fe en acción. La hermana Claire-Marie (37) sufre del síndrome de Down, su madre biológica fue aconsejada para abortar, pero gracias a la intervención divina pudo darla a luz el día de la Inmaculada Concepción. A los ocho meses fue abandonada en un hospital y adoptada por una pareja. Desde hace unos diez años, es monja en Lourdes (Francia).
ENTREGADA A DIOS
La religiosa es un testimonio de redención, amor, fe y esperanza. Como ella misma dice, “la vida es un regalo”, y lo demuestra llevando a los jóvenes la Palabra del Señor.
Su vocación surgió después de sentir una fuerte llamada de Dios, y desde entonces se dedicó a ayudar a los más necesitados. Junto con su compañera Annie Rougier, fundó la asociación Pol de Lumier que ayuda y apoya a las familias con niños trisómicos, acompañándolas en los cursos de catequesis.
Claire-Marie también se dedica a evangelizar en Lourdes, donde se ocupa de las misas y oraciones de los peregrinos, y organiza los rosarios dominicales.
Su presencia en el mundo es un mensaje poderoso especialmente en un momento en que se discuten en Europa leyes a favor del aborto y la eutanasia. "Cuando me encuentro con los jóvenes, entienden lo que significa amar al prójimo, incluso a los enfermos", aseguró la monja.
INCLUSIÓN
La historia de la monja es un recordatorio de que incluso de lo que parecen ser "descartes", por utilizar una expresión del Papa Francisco, pueden florecer grandes frutos.
El síndrome de Down, como cualquier otra discapacidad, no define a una persona, ni limita sus capacidades para amar, servir y hacer una diferencia positiva en el mundo.
Claire-Marie es un ejemplo inspirador de cómo el amor y la fe pueden transformar vidas y hacer una diferencia en el planeta. Su dedicación a los demás, su servicio a los más necesitados y su evangelización son un testimonio de que cada persona, independientemente de su discapacidad, puede ser un agente de cambio y una inspiración para el prójimo.
Comentarios