El Siervo de Dios, padre Julio César Duarte Ortellado, es recordado en un nuevo aniversario de su fallecimiento. Su vida ejemplar lo colocan en el camino hacia la canonización, un proceso que sus devotos siguen con fervor y esperanza.
Devotos del padre Julio César Duarte Ortellado veneran su imagen durante una misa en su honor, testimoniando su santidad y milagros. (Fotografía: Archivo)
En el camino a la santidad, cada uno está llamado a reflejar la luz divina a través de las acciones y dedicación a la fe. En este contexto, el padre Julio César Duarte Ortellado, conocido por su vida ejemplar y devoción, se convierte en un faro de inspiración. En un nuevo aniversario de su partida a la Casa del Padre, recordamos su legado y la causa de canonización que busca reconocer oficialmente su santidad.
Un hombre de fe y acción
Nacido el 12 de abril de 1906 en Caazapá, Paraguay, el siervo de Dios demostró desde joven una profunda vocación religiosa. Su familia, destacada por su caridad y patriotismo, influyó significativamente en su formación. Bautizado en la iglesia de San Pablo, desde pequeño colaboró como monaguillo y mostró una devoción especial que lo llevó a ingresar en el seminario conciliar de Asunción a los 14 años de edad.
Presbítero entregado al feligrés
Ordenado sacerdote el 27 de octubre de 1929 por el san Pío X en Roma, Ortellado regresó a Paraguay para servir en varias parroquias.
En Ybycuí, donde fue párroco por 11 años, dejó un legado duradero al promover la construcción de caminos, escuelas y hospitales. Su dedicación a la comunidad y su vida austera reflejaron su compromiso con la fe y el bienestar de su gente.
Paso a eternidad y legado
El sacerdote falleció el 4 de julio de 1943, a los 37 años, debido a una enfermedad contraída mientras atendía a un soldado enfermo.
Su muerte fue un acontecimiento de gran consternación en la comunidad, que lo recordaba como un sacerdote devoto y un incansable trabajador por el bien público. Sus restos fueron trasladados a la iglesia local de Ybycuí en 1962, donde reposan hasta hoy.
La causa de canonización del padre Julio César Duarte Ortellado es una señal de esperanza y fe para sus devotos y para toda la comunidad paraguaya. (Fotografía: Archivo)
Proceso de canonización
La causa de canonización comenzó con la recolección de testimonios y documentos que atestiguan su vida de santidad y los milagros atribuidos a su intercesión. En abril de 2013, el Vaticano lo declaró siervo de Dios, el primer paso hacia la beatificación y eventual canonización. Su legado continúa inspirando a los fieles en Paraguay y más allá, quienes esperan ver reconocido oficialmente su lugar entre los santos.
El Padre Julio César Duarte Ortellado, con su vida dedicada al servicio de Dios y su comunidad, sigue siendo un ejemplo de fe y devoción, recordándonos que todos estamos llamados a caminar hacia la santidad.
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