MARÍA, EL FARO QUE ROMPE LA OSCURIDAD: LEÓN XIV SACUDE AL MUNDO EN EL ÁNGELUS
- Canal Vida

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María no es sólo un dogma: es el faro que Dios encendió cuando el mundo se quedó sin luz. En la Inmaculada, León XIV reveló por qué su “sí” sigue sosteniendo a millones y cómo su pureza abre un camino real de esperanza.

En una plaza de San Pedro colmada y en silencio expectante, León XIV lanzó uno de los mensajes más potentes de su pontificado: “María es el faro de esperanza, el destello de salvación y el modelo de fe para un mundo que se queda sin luz”.
“María es la luz que Dios encendió cuando todo estaba oscuro.” (León XIV)
La Solemnidad de la Inmaculada Concepción —que celebra a la Virgen “inmune de toda mancha de pecado”— se convirtió este año en un grito espiritual, un llamado directo a corazones cansados, familias heridas y creyentes que buscan sentido en medio del caos contemporáneo. Y León XIV no dudó en subrayarlo: “El Señor le dio un corazón totalmente puro para recibir el milagro más grande: la llegada de Cristo al mundo”.
MARÍA, PRIMERA SEÑAL DE LA SALVACIÓN
El Papa recordó la enseñanza proclamada por el beato Pío IX en 1854: la Inmaculada no es un símbolo distante, sino la primera chispa del plan de Dios para rescatar a la humanidad. “María,” aseguró León XIV, “es la prueba de que Dios jamás abandona a su pueblo. En ella comienza la victoria sobre el mal”.
Y en un mundo atravesado por guerras, violencia y desesperación, la frase cayó como un rayo: “María es la luz que Dios encendió cuando todo estaba oscuro”.

EL “SÍ” QUE CAMBIÓ LA HISTORIA… Y QUE HOY NOS URGE A IMITAR
El Pontífice profundizó en el momento decisivo del Evangelio: el “sí” de María. Recordó las palabras de san Agustín: “María creyó, y se hizo realidad en ella lo que creyó”.
El vicario de Cristo trazó un paralelismo audaz y profundamente humano:—“El mismo milagro que ocurrió en ella, ocurre en nosotros en el Bautismo”.
Con esto, reavivó una verdad que muchos han olvidado: cada cristiano está llamado a ser un pequeño “sí” en medio de un mundo que dice “no” a Dios. Y añadió, con fuerza: “El Señor nos hace grandes dones, pero nos deja libres para aceptarlos o no”.
BAUTISMO: LA GRACIA QUE NOS HACE PORTADORES DE LUZ
El sucesor de Pedro insistió en que la Inmaculada no es sólo un dogma: es un espejo donde los creyentes deben mirarse. Si María llevó a Cristo al mundo como madre, cada bautizado está llamado a llevar a Cristo a su propia familia, trabajo, comunidad.
“Cada uno, según su propia condición, puede colaborar en la transformación del mundo”. Una frase que convirtió la plaza en un mar de silencio emocionado.

RENOVAR EL “SÍ” EN LA VIDA REAL
El Papa cerró con un mensaje directo —y necesario— para una sociedad fragmentada:
“Es maravilloso el sí de María, pero también puede serlo el nuestro”.
¿Cómo? Con gestos concretos de amor. Con humildad. Con perseverancia. Con la oración diaria. Con la decisión —pequeña pero firme— de no rendirse.
MARÍA, FARO PARA LOS TIEMPOS OSCUROS
El 8 de diciembre volvió a recordarle al mundo que la pureza de María no es un adorno celestial, sino una promesa: Dios todavía actúa. Todavía ilumina. Todavía salva.
Y para León XIV, esa luz tiene nombre: María, la Inmaculada, la mujer que nunca dejó de creer.









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