León XIV: “La misión de la Iglesia es dar testimonio del encuentro con Dios”
- Canal Vida

- 29 ago
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El Papa estremeció al Vaticano al recordar que la Iglesia no vive de discursos, sino de testigos. Con san Juan Bautista como ejemplo, llamó a todo bautizado a anunciar lo que vio y escuchó: el encuentro con Dios.

La mañana vibró con fuerza profética en la sala Clementina cuando León XIV recibió a los miembros de las Escuelas de Evangelización “San Andrés”. Su voz, cargada de fuego espiritual, resonó como un eco de los primeros discípulos: “La misión de la Iglesia es dar testimonio del encuentro con el Dios de la vida”.
“No olvidemos: si la Iglesia deja de dar testimonio, deja de ser Iglesia.” (León XIV)
Con la figura de san Juan Bautista como referencia, recordó que la evangelización no es un discurso vacío, sino la proclamación de algo que se contempló, un amor que se experimentó. “Jesús no es una idea: es un encuentro vivo”, advirtió con fuerza.

Citando el Evangelio de san Juan, el vicario de Cristo trazó un paralelo inquietante: así como Juan dio testimonio de la Luz, hoy cada bautizado está llamado a ser faro en un mundo que se hunde en la oscuridad de la indiferencia. “No podemos callar lo que hemos visto y oído. Transmitir lo recibido es nuestra vocación”, proclamó.
“El mundo necesita testigos, no propagandistas. La fe no se vende: se contagia con obras de bien, con vidas entregadas como la de Juan Bautista, que prefirió perder la cabeza antes que traicionar la verdad.” (León XIV)
El Papa no se detuvo en teorías. Su mensaje fue un reto directo: “El mundo necesita testigos, no propagandistas. La fe no se vende: se contagia con obras de bien, con vidas entregadas como la de Juan Bautista, que prefirió perder la cabeza antes que traicionar la verdad”.

La emoción creció cuando el sucesor de Pedro agradeció a las Escuelas de San Andrés —nacidas en México en 1980 y hoy presentes en 60 países— por su labor en la primera línea de la misión. “Ustedes son la prueba de que la Palabra sigue viva y corriendo”, dijo.
Y cerró con una advertencia profética: “No olvidemos: si la Iglesia deja de dar testimonio, deja de ser Iglesia”. Una sentencia que encendió a los presentes y que ya corre como fuego en los pasillos del Vaticano.









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