“La Virgen de las Gallinas”: La Advocación que Hizo Caminar a un Paralitico y Que Italia No Se Atreve a Olvidar
- Canal Vida

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Una Virgen casi desconocida, unas gallinas que desenterraron una imagen perdida y un paralítico que volvió a caminar. La historia más insólita y milagrosa de Italia vuelve a despertar devoción en todo el mundo. ¿Quién es realmente la Virgen de las Gallinas?

Hay advocaciones marianas que nacen en apariciones solemnes, otras en prodigios luminosos… y luego está la Virgen de las Gallinas, el misterio mariano más insólito, popular y milagroso del sur de Italia. Una historia donde un cuadro perdido, una tormenta, unas gallinas y un paralítico sanado dieron origen a uno de los cultos más extraños y fascinantes del mundo católico.
Todo comenzó en Salerno. Una noche, la Virgen se apareció en sueños al sacristán para lanzar una advertencia inquietante: “Dile al párroco que repare la iglesia… o me marcharé a un pueblo donde hasta las gallinas me quieran”. El sacristán obedeció. El cura no. Y el cielo respondió.

Una tormenta furiosa arrasó la región y un cuadro de la Virgen del Carmen fue arrastrado río abajo, desapareciendo en el barro. Al amanecer, ocurrió la escena que cambiaría la historia espiritual de Pagani: unas gallinas comenzaron a rascar el suelo frenéticamente… hasta desenterrar la imagen perdida. El pueblo entero interpretó aquello como un signo divino imposible de ignorar. Así nació el santuario. Pero lo verdadero empezó después.

Recién inaugurado el oratorio en 1609, un paralítico que vivía cerca tuvo un sueño estremecedor: la misma Virgen le ordenó ponerse de pie. Cuando despertó, caminaba sin ayuda. Ese fue el primero de los nueve milagros que dispararon una devoción explosiva.
Hoy, cada año, la ciudad vive una procesión que parece salida de otro siglo: flores, cánticos, bailes, y miles de personas ofreciendo gallinas y palomas a la Virgen que eligió a los pobres, a los anónimos… y hasta a las aves que la desenterraron.

La Virgen de las Gallinas es tan sorprendente que hasta Pablo VI la mencionó como ejemplo de piedad auténtica.
Una advocación humilde. Un milagro imposible. Una historia que sigue viva porque nadie puede explicar lo que esas gallinas revelaron.









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