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La Reina Celestial que los Demonios No Soportan Nombrar

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 3 días
  • 3 Min. de lectura
Ni los demonios más feroces pudieron soportar su nombre. La Virgen María, proclamada Reina del Universo, es el escudo invisible que hace temblar al infierno. Exorcismos, testimonios y misterios confirman: su poder es tan real que los cielos se abren.
Virgen Reina
La Virgen María, proclamada Reina del Universo por Pío XII en 1954, es representada en esta obra clásica como Señora celestial ante la que los demonios tiemblan y retroceden, incapaces de soportar la fuerza de su nombre.

En la historia de la Iglesia hay nombres que estremecen al cielo y a la tierra. Pero hay uno que hiere directamente al infierno: el de la Virgen María, proclamada en 1954 por Pío XII como Reina del Universo. Desde entonces, y mucho antes, exorcistas y testigos aseguran que los demonios se derrumban apenas escuchan su nombre.



CUANDO EL INFIERNO TIEMBLA

Los relatos de exorcismos son contundentes: incluso los espíritus más rebeldes, que gritan y blasfeman al ser confrontados, cambian su rostro cuando se menciona a la Madre de Dios.


El padre Gabriele Amorth, célebre exorcista de Roma, contó en varias ocasiones que durante sus batallas espirituales los demonios gritaban: “¡No pronuncies su nombre, no soportamos a esa Mujer! ¡Nos aplasta con su luz!”.


En casos similares en Latinoamérica, testigos aseguran que, durante rituales de liberación, los gritos cesaban y los endemoniados caían al suelo cuando alguien exclamaba con fe: “¡Viva Cristo Rey, viva María Reina!”.

Pedro Kriskovich
PÍO XII Y EL GRITO PROFÉTICO

El 1 de noviembre de 1954, el Papa Pío XII instituyó la fiesta de María Reina del Universo, confirmando oficialmente lo que millones de católicos ya creían: que la Virgen no solo es Madre, sino Reina, y que ningún poder de las tinieblas puede resistirse a su autoridad.


Con esa proclamación, Roma sellaba siglos de devoción y testimonios donde María se presentaba como la que intercede, protege y derrota al enemigo.



MILAGROS QUE NADIE PUDO NEGAR

En pueblos de Italia, España, México y Paraguay se recuerdan escenas donde, en medio de tormentas espirituales, el simple rezo del Rosario calmó manifestaciones inexplicables. “Es como si la Virgen pasara caminando y todo se apagara”, relatan sacerdotes que vivieron estas experiencias.


María Reina
Cuando el infierno tiembla, el cielo se abre: el nombre de María hace retroceder a los demonios, aplastados por la luz de la Reina que ninguna oscuridad puede resistir.
¿MILAGRO O SUGESTIÓN?

Los científicos hablan de sugestión colectiva, de histeria o de condicionamiento cultural. Pero los exorcistas insisten: no es un efecto psicológico, es una reacción del mal ante la presencia de la Mujer vestida de sol (Ap 12,1).


Lo cierto es que cada vez que se menciona a la Reina Celestial, algo sucede: una paz extraña, un silencio que se impone, una fuerza que quiebra las cadenas.



EL GRITO QUE LOS DEMONIOS ODIAN

“¡Viva Cristo Rey, viva María Reina!”… Así terminan muchos exorcismos y oraciones de liberación. No es una fórmula mágica, dicen los sacerdotes, sino la proclamación de una verdad eterna: que el cielo tiene soberana, y que los infiernos tiemblan ante su nombre.


Hoy, más que nunca, en un mundo desgarrado por guerras y odios, el nombre de María sigue siendo el escudo invisible contra la oscuridad. Una Reina que reina no con espadas, sino con pureza y amor… y que el infierno jamás pudo soportar.



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