La Procesión que Desafía la Lógica: 450 Nadadores Llevarán a la Virgen por un Arroyo Encantado
- Canal Vida
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Cada diciembre, cientos de nadadores desafían el arroyo Yaguarón para escoltar una balsa con la Virgen del Rosario de San Nicolás. Una procesión única en el mundo, agotada en minutos, que mezcla fe, riesgo, milagros y un misterio que crece año tras año.

Argentina volverá a vivir uno de los eventos más misteriosos, emocionantes y únicos del continente: la Procesión a Nado de San Nicolás, una ceremonia tan extraña como profundamente espiritual, donde el fervor popular se sumerge —literalmente— en las aguas del arroyo Yaguarón.
Este 8 de diciembre, 450 nadadores de distintas provincias e incluso de países vecinos se lanzarán al agua para escoltar, como custodios celestiales, la imagen de la Virgen del Rosario de San Nicolás, que avanza sobre una balsa como si flotara entre plegarias. Y atención: el cupo está totalmente agotado. No entra ni un alma más. Prefectura Naval lo fijó en 450… y 450 se anotaron sin titubear.
La escena parece sacada de una película épica: cientos de cuerpos avanzando en silencio, brazada tras brazada, mientras la Virgen —la misma que millones consideran protectora de milagros y apariciones— se desliza por más de dos kilómetros y medio de agua.Muchos aseguran que, al verla pasar, “el arroyo se vuelve otro”: más tranquilo, más luminoso, más vivo.

La convocatoria comienza a las 13.30 en el ingreso al Ecoparque Municipal. Desde allí, los nadadores serán trasladados hasta el punto de partida y, como en cada edición, deberán cumplir estrictos requisitos: certificado médico, deslinde firmado, boya personal, y para menores de 12 a 17, documentación impresa. La seguridad será extrema: Prefectura, Cruz Roja, guardavidas, médicos y ambulancias vigilarán minuto a minuto.
El presbítero Damián Vidano, alma organizadora del evento, asegura que no es solo un desafío físico: es una experiencia espiritual que deja huellas. Los que no entren al agua podrán acompañar desde la orilla, enviando intenciones que viajarán junto a la Virgen en la balsa.
La inscripción volvió a agotarse en tiempo récord. La fe, una vez más, le ganó a la corriente.





