La princesa que eligiĆ³ a Dios en secreto
- Canal Vida
- 9 abr
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Hija de un rey musulmĆ”n, vivĆa entre lujos en un palacio en Toledo, pero escondĆa pan bajo su tĆŗnica para alimentar a los cristianos presos. Una noche huyĆ³ del trono, se bautizĆ³ en secreto y terminĆ³ su vida cuidando leprosos en una ermita remota. Su historia conmueve, estremece y desafĆa.
Santa Casilda naciĆ³ alrededor del 1007 en el seno de una familia real musulmana en la ciudad de Toledo, en un tiempo en que la PenĆnsula IbĆ©rica estaba dividida entre cristianos y musulmanes.
Su padre, un poderoso rey taifa āalgunos dicen que Al-MamĆŗnā, la criĆ³ entre sedas, alfombras orientales y poetas que le recitaban versos al amanecer. Pero ella desde joven mostrĆ³ un alma inquieta, compasiva y extraƱamente atraĆda por la fe de aquellos que su padre encerraba en las mazmorras: los cristianos.
El milagro de las rosas
Casilda habĆa conocido el sufrimiento. Desde pequeƱa, padeciĆ³ una extraƱa enfermedad que la debilitaba, quizĆ” el eco fĆsico de una angustia espiritual. Como no podĆa asistir a los cristianos libremente, ideĆ³ un plan arriesgado: escondĆa pan bajo su tĆŗnica y bajaba a las mazmorras a alimentar a los prisioneros.
Un dĆa, fue sorprendida. Al ser interpelada por guardias, respondiĆ³: "Llevo rosas". Cuando revisaron su vestido, los panes se habĆan transformado milagrosamente en flores frescas. Ese milagro, que siglos despuĆ©s repetirĆa santa Isabel de HungrĆa, marcĆ³ un antes y un despuĆ©s en la vida de Casilda.
La huida del palacio
Casilda no soportaba vivir entre el lujo mientras Cristo sufrĆa en los perseguidos. Una noche, escapa del palacio. Cruza campos, monta un caballo y llega hasta el santuario de San Vicente, donde escucha hablar de una fuente milagrosa.
LĆ”grimas corren por su rostro cuando se sumerge en sus aguas. El milagro no es sĆ³lo fĆsico, sino espiritual: se bautiza en secreto y abraza el cristianismo. Deja atrĆ”s su pasado, su linaje y su poder.
La vida entre los leprosos
Desde entonces, Casilda vive como una ermitaƱa, entregada a los mƔs pobres, especialmente los leprosos. Los lava, los cura, los alimenta. Ya no es princesa: es hermana, enfermera, madre del dolor ajeno. Su rostro, que una vez estuvo cubierto de joyas, ahora estƔ cubierto de polvo.
La llaman "la santa muda", porque casi no habla. Su lenguaje es el del servicio. No busca reconocimiento ni fama. Solo quiere parecerse a JesĆŗs.
Milagros y apariciones
Se dice que curaba con solo tocar. Que hablaba con los Ɣngeles. Que por las noches, su ermita brillaba con una luz celestial.
El santuario de santa Casilda, cerca de Briviesca,Ā es uno de los lugares de peregrinaciĆ³n mĆ”s antiguos del norte de EspaƱa. Se levanta sobre una colina en medio de un paraje solitario y lleno de misticismo. Junto al templo, aĆŗn fluye el manantial que, segĆŗn la tradiciĆ³n, fue milagrosamente abierto por la santa para aliviar a los enfermosĀ que cuidaba.
Cada aƱo, cientos de peregrinos visitan este santuario en busca de sanaciĆ³n fĆsica y espiritual. Muchos afirman haber recibido milagros o respuestas inesperadasĀ despuĆ©s de orar junto a su tumba, de la que brota un suave aroma y se escuchan oraciones que nadie pronuncia.
Una historia sepultada por el tiempo
Poco se habla hoy de Santa Casilda. Pero su historia es mƔs actual que nunca. Nos recuerda que el verdadero poder estƔ en servir, que el amor a Dios es capaz de quebrar reinos y que la fe, cuando es viva, se vuelve contagiosa.
Hoy, su figura se levanta como un grito a esta generaciĆ³n adormecida. Como una corona tirada al barro por amor a la cruz. Como una princesa que eligiĆ³ arrodillarse ante los pobres para reinar en el cielo. Santa Casilda, ruega por nosotros.