La Aparición que Cambió Fátima… y que la Iglesia Guardó en Silencio: 100 Años del Milagro de Pontevedra
- Canal Vida

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Hace 100 años, la celda de una joven religiosa se iluminó con una aparición de la Virgen y el Niño Jesús que reveló un secreto espiritual capaz de salvar almas. Hoy, la Iglesia confirma aquel mensaje… y miles vuelven a Pontevedra buscando respuestas.

El 10 de diciembre de 1925, en una celda humilde de las Hermanas Doroteas en Pontevedra, España, ocurrió uno de los episodios más desconocidos —y más decisivos— del mensaje de Fátima. Sor Lucía, la última vidente viva, creyó que su misión había terminado tras las apariciones de 1917. Pero la historia de la Virgen aún no había dicho su última palabra.
Esa noche, la habitación de la joven novicia se iluminó como si la luna hubiera caído dentro del convento. Sor Lucía sintió una mano suave posarse sobre su hombro: era la Virgen María, mostrando su Corazón Inmaculado rodeado de espinas. Pero no estaba sola. Junto a Ella… el Niño Jesús, con el rostro encendido por una tristeza que desarmaba.
“Ten compasión del Corazón de tu Madre —dijo el Niño—, cubierto de espinas que los hombres ingratos le clavan sin cesar”.Ese pedido, que estremeció a la vidente, daría origen a una de las devociones más misteriosas y menos difundidas del catolicismo: los cinco primeros sábados de mes.

Lo que vino después roza lo inexplicable. Un niño misterioso apareció varias veces en los alrededores del convento. Lucía lo veía jugar, reír… hasta que un día, cuando ella intentaba enseñarle a rezar, él le respondió con una frase que heló el alma de la religiosa:“¿Y tú has difundido por el mundo lo que la Madre del Cielo te pidió?”. En ese instante, el niño se transformó en el Niño Jesús resplandeciente.

Hoy, a 100 años de aquellos encuentros, la Iglesia confirma: estas apariciones forman parte del mensaje auténtico de Fátima. Y la promesa hecha entonces sigue en pie: Quien practique esta devoción será asistido por María en la hora de su muerte.
Un siglo después, miles de peregrinos regresan a Pontevedra… buscando la huella viva de aquel pedido celestial.









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