"Estamos llamados a escuchar la voz del Señor, quien nos rescató del pecado", asegura el padre Rafael de Tomás Ferrer en su reflexión de la primera lectura del día (Ap. 14,1-3.4b-5).
Yo, Juan, miré y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el monte Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabados en la frente su nombre y el nombre de su Padre.
"En su boca no se halló mentira: son intachables."
Oí también como una voz del cielo, como voz de muchas aguas y como voz de un trueno poderoso; y la voz que escuché era como de citaristas que tañían sus citaras.
Estos siguen al Cordero adondequiera que vaya. Estos fueron rescatados como primicias de los hombres para Dios y el Cordero. En su boca no se halló mentira: son intachables.
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