El Obispo de Roma reflexionó sobre el pasaje bíblico de la Transfiguración y señaló que esa Buena Nueva se debe hacer conocer en el mundo. Exhortó vivir la Cuaresma con caridad y servicio a los más necesitados.
El Papa dedicó su reflexión, antes del Ángelus dominical de ayer, a la Transfiguración del Señor, en la que destacó la importancia de esta manifestación de la gloria de Dios y un recordatorio de la esperanza que los cristianos tienen en su fe.
El Santo Padre señaló, ante una multitud congregada en la plaza San Pedro, que es un momento en el que Jesús muestra su verdadera identidad a sus discípulos, revelando su divinidad y la promesa de la vida eterna.
Asimismo, explicó que esta experiencia es una llamada a la conversión y transformación, y que la Cuaresma es un tiempo propicio para profundizar en la fe y prepararse para el misterio de la Pascua.
En su alocución el Pontífice destacó la importancia de la oración y la contemplación en la vida cristiana, señalando que "la Transfiguración es una invitación a detenernos, a salir de nuestras preocupaciones cotidianas, para contemplar a Cristo, el Hijo amado del Padre".
Finalmente hizo un llamado a los cristianos a llevar la luz de la Transfiguración al mundo, especialmente a aquellos que sufren y están en necesidad. En este sentido, destacó la importancia de la caridad y el servicio a los demás como una forma de vivir el mensaje del Evangelio.
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