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Francisco hizo lío

  • jmarinangeli
  • 23 abr
  • 4 Min. de lectura
Fue duramente criticado —por lo menos en Argentina—, pero lo despiden como a un héroe. Francisco, el Papa de los gestos, las periferias y la misericordia, es hoy resignificado por quienes antes lo cuestionaban. Como aquel centurión ante la cruz, muchos recién ahora comprenden a quién tuvieron delante.
Papa Francisco
El Papa del amor.

El Evangelio relata que, al ver cómo moría Jesús, un centurión romano exclamó: “Verdaderamente, este hombre era el Hijo de Dios”. No lo dijo cuando lo vio caminar sobre las aguas ni cuando multiplicó los panes. Lo dijo cuando ya era tarde. Cuando todo parecía perdido. Cuando el escándalo de la cruz ya se había consumado. Lo reconoció... después.

Y eso está pasando ahora con el Papa Francisco.

Pedro Kriskovich
EL TIEMPO DE LOS QUE VUELVEN

Hoy, a días de su partida a la Casa del Padre, lo que antes se decía con dientes apretados, se dice ahora con lágrimas. Lo que se negaba con desprecio, ahora se afirma con reverencia.

Aquellos que lo acusaban de populista, de ambiguo, de hacer "lío", hoy se inclinan ante su féretro con una rosa blanca y los ojos húmedos. Porque recién ahora —como al pie de la cruz— entendieron.


Entendieron que el Papa Francisco fue más que un pontífice. Fue un gesto. Fue un lenguaje. Fue el abrazo como doctrina. El silencio como mensaje. La ternura como revolución.


papa francisco


EL PAPA QUE TOCABA LLAGAS

Francisco se saltó los protocolos. Descolocó a los diplomáticos. Desconcertó a los liturgistas. ¿Por qué? Porque no hablaba sólo desde Roma: hablaba desde la herida del mundo.


Recibió a los trans en Santa Marta. Se arrodilló ante los inmigrantes. Abrazó a los mutilados. Bailó con los niños. Se quebró ante las víctimas de abuso.


No lo hizo por cámara ni por efecto. Lo hizo porque creía. Porque sentía. Porque sabía que el Evangelio es ese: tocar al intocable.


papa


EL PAPA DE LOS DESCARTADOS

Hablar de misericordia no era una consigna. Era su método. Su respuesta. Su política. Su diplomacia. Por eso incomodó. Porque puso a los últimos en el centro.


La Iglesia del protocolo se tensó. Muchos lo resistieron. Lo acusaron de romper la tradición. De "confundir". De ir demasiado lejos.


Pero no era confusión. Era compasión. Y no iba lejos. Iba a los márgenes.


papa


LA REVOLUCIÓN DE LOS GESTOS

“¡Hagan lío!”, les pidió a los jóvenes en Río 2013. Y él fue el primero en obedecer su consigna.

  • Reformó la Curia.

  • Descentralizó el poder romano.

  • Luchó contra la corrupción interna.

  • Llamó por teléfono a los que sufrían.

  • Lavó los pies a una mujer musulmana presa.

  • Cerró cuentas sospechosas e impulsó auditorías en el Banco Vaticano.

  • Luchó contra la pederastia en la Iglesia.

  • Pregono el ecumenismo.

  • Incluyó a los heridos.


Su lío fue el de Cristo: desordenar lo establecido para hacer lugar a la misericordia. Fue un lío sagrado, profético, evangélico. Y por eso le dolió a tantos.



EL QUE NO GRITABA, ACTUABA

Francisco hablaba poco y hacía mucho. Mientras lo insultaban desde púlpitos dorados, él se sentaba a comer con los sin techo. Mientras lo acusaban de ambigüedad, él bendecía el vientre de una madre sola. Mientras lo difamaban en redes, él lloraba en silencio ante una tumba común.


Fue un Papa de gestos. De los que no necesitan explicarse porque se entienden con el alma.

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LA IGLESIA QUE SOÑÓ... Y ENCARNÓ

No fue un reformador teórico. Fue un constructor. Abrió la Iglesia al mundo real. La bajó de los balcones para ponerla en la calle. Le limpió el polvo de siglos. La volvió a vestir de Evangelio.


Quiso una Iglesia que cure heridas. Que no tema ensuciarse. Que no pregunte primero por la doctrina sino por el dolor.



¿POR QUÉ LO CRITICARON TANTO?

Porque no jugó con los poderosos. Porque no se dejó usar. Porque no fue funcional. Porque no bendijo la mentira. Porque desarmó estructuras cómodas. Porque prefirió a un cartonero antes que a un embajador.


Y porque eligió el silencio frente al agravio. No se defendía. No se justificaba. No respondía. Seguía caminando. Como Jesús.

gin
LA RESIGNIFICACIÓN: CUANDO EL PUEBLO ENTIENDE ANTES QUE LA HISTORIA

Ahora que su cuerpo descansa en san Pedro, los gestos se reordenan. Las críticas se caen. Las etiquetas se disuelven. Y Francisco aparece tal cual fue:

  • El Papa de la periferia.

  • El Papa de los puentes.

  • El Papa de los abrazos sin permiso.

  • El Papa de los abuelos.

  • El Papa de las preguntas difíciles.

  • El Papa que lloraba por dentro.

Y el pueblo lo ve. Lo honra. Lo extraña. Lo nombra.



UN CENTURIÓN MODERNO

Como aquel soldado romano que sólo comprendió quién era Jesús al ver cómo moría, muchos ahora descubren quién fue Francisco. Murió como vivió: abrazando, confiando, sirviendo.


Y por eso, hoy, hasta los que lo despreciaron se inclinan.

Porque lo reconocen. Porque, en el fondo, saben.

Verdaderamente, este era el Papa de Dios.


LA HERENCIA MÁS VALIOSA

No dejó riquezas. No dejó estructuras de poder. No dejó dogmas nuevos.

Dejó algo mejor: un modo de mirar. De tocar. De sentir. De callar y actuar.


Francisco no cambió la doctrina. Cambió el tono. El ritmo. El enfoque. Y nos enseñó que una Iglesia fiel al Evangelio no es la que más condena, sino la que más abraza.


Hoy lo despedimos. Pero no se va. Porque su lío quedó. Porque su voz baja aún resuena. Porque su estilo ya está sembrado. Y porque muchos, muchísimos, lo dirán con el corazón:

Ahora entiendo quién fue. Francisco era el que vivió en Cristo.

Yorumlar


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