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Francisco: “En el fracaso hay algo positivo”

En el prólogo del libro "No es sólo fatiga, es amor", de monseñor Darío Eduardo Viganó y el periodista Valerio Cassetta, el Papa señaló que no hay que dejarse encandilar por las luces del dinero y la fama, sino que construirse a partir del sacrificio y los valores cristianos.
 

“La riqueza corre el riesgo de apagar la pasión que transformó a un chico, a una chica corriente”, aseguró el Papa Francisco en relación al deporte, el éxito y los valores, en el prólogo del libro “No es sólo fatiga, es amor”, escrito por monseñor Darío Eduardo Viganó y el periodista Valerio Cassetta.


“Quien pierde necesita pararse y reflexionar, analizar sus errores, hacer examen de conciencia y recargarse para volver a empezar.”

La publicación de la Editorial San Pablo aborda historias de campeones deportivos y su tratamiento con la fama, el dinero y el fracaso. Pero en el génesis de la carrera el atleta se construye, “no nace campeón”, destacó el Santo Padre, por el contrario necesita de alguien que apueste por él, que invierta tiempo y, sobre todo, “que sea un poco visionario para poder vislumbrar en él posibilidades que, quizás, ni él mismo imaginaría”.

 
 

ENTRENAR, EDUCAR EN VALORES

La relación entre entrenar y educar es simbiótica, van prácticamente de la mano. El encargado de preparar al atleta sabe que todo mínimo detalle es indispensable para lograr la victoria, pero tiene en claro que la diferencia se marca en la capacidad de motivar, corregir sin humillar, estimular la resistencia.


Portada del libro que se encuentra a la venta en la plataforma de la Editorial San Pablo.


“Hablar al corazón, sabiendo que cuanto más dotado y talentoso sea el atleta, más delicada será la gestión de su alma”, señaló el Pontífice, y añadió que el entrenador sabe que cuando los flashes de la victoria aparecen se hará a un costado, no participará del triunfo, pero si hay una derrota estará dispuesto a sacar la cara por el deportista.


“Quien está acostumbrado a ganar, al dormirse en los laureles, corre el riesgo de caer en la arrogancia y la presunción.”


DEPORTE, VIDA Y FE

El sucesor de Pedro manifestó que las personas que practican un deporte de alto nivel basan toda su existencia en ciertos principios: respeto a los demás y a las reglas, la lealtad, el compromiso, el sacrificio, la inclusión, el espíritu de equipo, el altruismo y el deseo de elevarse.


“Recuerdo cómo la misma Palabra de Dios nos permite leer el agonismo sano, el que no es envidioso, como una dinámica que puede contribuir a la maduración del espíritu”, expresó.

 
 

Asimismo, explicó que san Pablo, cuando se dirige a su amigo Filemón, parece confesarse diciendo: “Corro porque he sido conquistado” (Flp 3,12). “Este pasaje es aún más fascinante. De hecho, ningún atleta corre por correr. Todo atleta, todo campeón corre como atraído por algo, una especie de belleza que atrae hacia sí a quien comienza a perseguirla. Al fin y al cabo, cualquier camino en la vida comienza con una fascinación que atrae, que seduce. A partir de ese inicio, comienza el esfuerzo y la determinación para superarse en una disciplina deportiva, aseguró.



APRENDER DE LOS ERRORES

En un análisis entre ganadores y perdedores, el vicario de Cristo afirmó que “incluso en el fracaso hay algo positivo”, porque considera que la derrota “tiene su propio significado profundo, auténtico y noble”.


“Quien pierde necesita pararse y reflexionar, analizar sus errores, hacer examen de conciencia y recargarse para volver a empezar”, subrayó, por eso de las grandes derrotas “pueden nacer bellos triunfos, remontadas inimaginables”.



Del mismo modo, reflexionó sobre el exitismo y señaló que “quien está acostumbrado a ganar, al dormirse en los laureles, corre el riesgo de caer en la arrogancia y la presunción”.


“El atleta que, en su fatiga, ve más allá, es como el santo que no siente la carga y mira donde otros no ven”, aseguró, porque lo que cuenta es el camino, el recorrido, ya que sin motivaciones y estímulos, no se puede hacer frente al sacrificio.

 
 

RESPONSABILIDAD MORAL

Los deportistas actuales, conocidos y queridos por los más jóvenes, tienen una gran responsabilidad, debida a su talento y personalidad, que los lleva a ser un modelo de inspiración. “Por eso, es fundamental que sea consciente de hasta qué punto una de sus frases, sus gestos puede afectar a miles de personas, y cuando estos son positivos, el efecto beneficioso se multiplica”, afirmó el Papa que ejemplificó con actitudes de atletas campeones que combinaron estudio y la formación, éxito y el voluntariado, protagonismo y privacidad, amistad y compartir.



“Este libro pretende relatar lo que trasluce en la filigrana de las historias de los campeones, para recuperar el sentido genuino de los hombres y mujeres apasionados por su deporte y su disciplina, pero, al mismo tiempo, capaces de guardar un corazón que sabe ser consciente de los dramas y las dificultades de la gente que les rodea, concluyó.

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