En Medio de las Bombas, Nace la Navidad: La Misa que se Celebró en Gaza
- Canal Vida
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Mientras las bombas siguen cayendo y la guerra no da tregua, en Gaza ocurrió algo que nadie esperaba: una misa, un bautismo y una Navidad anticipada. En el corazón del horror, la fe volvió a nacer.

Mientras el mundo cuenta muertos, calcula ofensivas y discute fronteras, en Gaza ocurrió algo que parece imposible: se celebró la Navidad. No en silencio, no a escondidas, sino con una misa, un bautismo y una comunidad herida que se niega a desaparecer.
El escenario fue la parroquia de la Sagrada Familia, la única iglesia católica de toda la Franja de Gaza. Un templo golpeado por la guerra, alcanzado meses atrás por fragmentos de un proyectil que mató a tres personas. Allí, entre muros dañados y calles destruidas, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, celebró una misa prenavideña que quedará en la historia.

No fue una visita simbólica. Fue su cuarta entrada en Gaza desde el inicio de la guerra, una presencia incómoda en un territorio devastado. Decenas de fieles palestinos se reunieron el domingo para la celebración. Entre ellos, familias desplazadas, ancianos exhaustos, niños que crecieron escuchando explosiones. Y en medio de todo, un bebé fue bautizado. Se llama Mario. En Gaza, en diciembre de 2025, alguien decidió dar vida y nombre en medio de la muerte.

“El mundo cree que otros decidirán nuestro futuro”, dijo Pizzaballa a los fieles. “Pero somos nosotros, los que estamos aquí, quienes decidiremos cómo reconstruirlo”. Sus palabras no sonaron a consigna política, sino a resistencia espiritual. “No estamos solo para sobrevivir —agregó—, ahora tenemos que reconstruir la vida”.
El cardenal no ocultó la gravedad del momento. Reconoció que la situación sigue siendo “muy precaria”, como en casi toda Gaza. Pero habló de una nueva etapa: la de llevar “el espíritu de la Navidad, el espíritu de la luz, de la ternura y del crecimiento” a un territorio que lleva dos años bajo el peso de la guerra.

Durante el fin de semana, Pizzaballa recorrió hospitales, proyectos humanitarios, campos de desplazados y escuelas donde estudian niños cristianos y musulmanes juntos. Visitó enfermos, rezó el rosario con los fieles, impartió la unción y liberó palomas de la paz junto a alumnos de distintas religiones. Un gesto simple, casi infantil, pero profundamente provocador en un cielo acostumbrado a drones y misiles.
El párroco local, el padre Gabriel Romanelli, fue claro: la ayuda humanitaria es esencial para la mayoría de los 2,3 millones de habitantes de la Franja. Las calles están destruidas, los precios bajaron, pero casi nadie puede comprar lo básico. Y aun así, la comunidad cristiana quiso celebrar.

“La Iglesia nunca los ha abandonado”, repite el Patriarcado Latino. Esta Navidad lo demostró una vez más. En Gaza, la Navidad no llegó con luces ni villancicos, sino con algo más peligroso: esperanza.
Porque cuando se celebra la vida en medio de las bombas, el mensaje es claro: la guerra no tiene la última palabra.
En Medio de las Bombas, Nace la Navidad: La Misa que se Celebró en Gaza





