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En la oscuridad, buscar la luz de Cristo

El Papa en la catequesis se refirió a la desolación espiritual e indicó que no hay que tratar de evitarla porque es una oportunidad para crecer en la vida espiritual. “Hay que afrontar la prueba con decisión, con la ayuda de la gracia de Dios que nunca nos falla”, subrayó.
 

"Muchas de nuestras oraciones son peticiones de favores dirigidos al Señor, sin un verdadero interés por Él", subrayó el Papa. (Fotografía: Vatican Media)


"Cuando todo en el corazón es oscuro, triste, puede ser una oportunidad de crecimiento”, manifestó el Papa Francisco en su octava catequesis sobre el discernimiento, que en esta oportunidad abordó la “desolación” ante una multitud que se congregó esta mañana en la plaza San Pedro.


El Pontífice aseguró que “si no hay un poco de insatisfacción, un poco de sana tristeza", si no se tiene la "sana capacidad de habitar en la soledad", de ser uno mismo sin huir, se corre el riesgo de "quedarse siempre en la superficie de las cosas" y no alcanzar el centro de la propia existencia.


“La desolación es una llamada a la gratuidad, a no buscar jamás la gratificación emotiva.”

Una serenidad perfecta pero "aséptica", sin sentimientos, cuando se convierte en el criterio de las elecciones y los comportamientos transforma a las personas en inhumanas: no se puede ignorar los sentimientos, “somos humanos y sentir forma parte de nuestra humanidad”. Asimismo, el Santo Padre agregó que no vivir los sentimientos hace que uno sea indiferente al sufrimiento de los demás e incapaz de “aceptar el nuestro”.

 
 
OPORTUNIDAD PARA ENCONTRAR AL SEÑOR

San Agustín de Hipona, Edith Stein, José Benito Cottolengo y Carlos de Foucauld tienen en común la inquietud en el corazón que los empujó a dar un giro a la vida. Ese esfuerzo, esa elección “es el precio que todos pagamos para salir del estado de indiferencia, que siempre nos derriba”, aseguró el sucesor de Pedro.

 
 

“Estar desolados nos ofrece la oportunidad de crecer, de iniciar una relación más madura y hermosa con el Señor y con los seres queridos, una relación que no se reduce a un mero intercambio de dar y recibir”, señaló.


Catequesis del Papa Francisco.


La vida espiritual no es una técnica a disposición de las personas, no es un programa de "bienestar" interior que hay que programar, es una relación con Cristo viviente, por lo que la desolación es entonces la respuesta más clara a la objeción de que la experiencia de Dios es una forma de sugestión, una mera proyección de nuestros deseos.

 
 
AFRONTAR LAS PRUEBAS

La lección que ofrece la desolación para el vicario de Cristo es que "ante las dificultades" nunca hay que desanimarse, y que hay que afrontar la prueba "con decisión, con la ayuda de la gracia de Dios que nunca nos falla". En cuanto a esa voz insistente dentro de cada persona "que quiere apartarnos de la oración, aprendamos a desenmascararla como la voz del tentador y hagamos lo contrario a lo que dice".

 
 

“La desolación es también una llamada a la gratuidad, a no buscar jamás la gratificación emotiva. Esta es la base de una relación auténtica y madura con Dios y con los demás; nos lleva a aceptar al otro por sí mismo y no por lo que me aporta”, subrayó.


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