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El Último Secreto del Papa: El Testamento que Conmueve al Mundo

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • 21 abr
  • 2 Min. de lectura
Francisco pidió una tumba sin lujos, solo con su nombre. Su último deseo fue claro: reposar bajo el manto de la Virgen, ofrecer sus dolores por la paz mundial y marcharse como vivió: humilde, mariano y lleno de fe.
Papa Francisco
Francisco pidió un funeral humilde.

Sencillo. Emotivo. Categórico. Así es el testamento espiritual de Francisco, un documento escrito de puño y letra el 29 de junio de 2022 en la Casa Santa Marta, y que hoy, tras su muerte, conmueve al mundo entero. No dejó instrucciones políticas ni legados materiales. Solo una petición que retrata su alma: reposar en tierra, bajo la protección de la Virgen.


Francisco ofreció sus últimos sufrimientos por la paz mundial y la fraternidad de los pueblos.

Franciscus”. Esa es la única palabra que desea grabada sobre su tumba. Sin mármol costoso, sin esculturas, sin ornamentos papales. Solo su nombre, humilde, solitario, como signo de su identidad más profunda. Nada de ostentaciones para quien predicó toda su vida con austeridad, cercanía y ternura.

Pedro Kriskovich

Pidió ser enterrado en la basílica de Santa María la Mayor, entre las capillas Paulina y Sforza, junto a la venerada imagen de la Salus Populi Romani, frente a la cual oró antes y después de cada viaje apostólico. Allí ofrecía cada misión. Allí, ahora, descansará para siempre.


En su testamento agradece a quienes lo amaron y pide oraciones, pero también deja una confesión que estremece: ofreció sus últimos sufrimientos por la paz mundial y la fraternidad de los pueblos.

casa betania

Francisco no dejó legados doctrinales encerrados en tratados. Dejó un testamento que es, en sí mismo, un Evangelio vivo. En tierra, como los pobres. Bajo el manto de María, como hijo agradecido. Y con la mirada puesta en la resurrección, como creyente hasta el último aliento.


El mundo despide a un Papa distinto. Y su última voluntad, lejos de silencios formales, grita desde la sencillez una verdad que nadie puede ignorar: el pastor volvió a casa como vivió: descalzo, confiado y abrazado a María.

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