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El Santo que Escapó de las Garras del Diablo

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 9 horas
  • 6 Min. de lectura
Un fraile que luchó cara a cara contra el demonio, vio las almas del purgatorio y multiplicó milagros con pan y oración. San NicolĆ”s de Tolentino, el ā€œexorcista de Diosā€, sigue estremeciendo al mundo con su historia de fuego y esperanza.
San NicolƔs de Tolentino
San NicolÔs de Tolentino, armado solo con pan, agua y oración, resistió los embates del infierno. Testimonios aseguran que los demonios lo acosaban de noche, pero un resplandor en forma de cruz siempre lo defendía del poder de las tinieblas.

El 10 de septiembre, la Iglesia celebra la memoria de un hombre cuya vida fue una batalla abierta contra el diablo, el purgatorio y los tormentos del mĆ”s allĆ”. Su nombre es san NicolĆ”s de TolentinoĀ (1245-1305), fraile agustino que se convirtió en el ā€œSanto de las Almas del Purgatorioā€ y que fue cĆ©lebre en toda Europa medieval por sus visiones, ayunos extremos y poderes para derrotar a los demonios.


Su historia no es la de un santo común: estÔ llena de milagros eucarísticos, exorcismos y episodios que parecen sacados de una película de terror. Y, sin embargo, fue precisamente desde la oscuridad donde brilló con mÔs fuerza la luz de su fe.







UN HOMBRE MARCADO DESDE EL VIENTRE

NicolĆ”s nació en 1245 en Sant’Angelo in Pontano, en la región de Las Marcas, Italia. Sus padres, desesperados por no poder tener hijos, habĆ­an peregrinado al santuario de San NicolĆ”s de BariĀ para pedir un milagro. Fue allĆ­ donde, despuĆ©s de aƱos de esterilidad, recibieron la gracia de concebir. Por eso bautizaron al niƱo con el nombre de dicho santo.


Desde su infancia, mostró un carÔcter frÔgil, callado y contemplativo. Mientras los otros niños jugaban, él pasaba horas en la iglesia, ayunaba y soñaba con entregarse a Dios. Muy pronto descubrió que la oración y la penitencia eran su escudo contra las tentaciones.

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LA VISIƓN QUE CAMBIƓ SU VIDA

A los 18 aƱos entró en la Orden de San AgustĆ­n, inspirado por la predicación de un fraile mendicante. Ya como novicio, tuvo una visión escalofriante: vio a un monje fallecido pidiĆ©ndole auxilio desde las llamas del purgatorio. ā€œNicolĆ”s, ayuna y reza por nosotros, porque sufrimos terriblementeā€, le suplicaba la aparición.


Esa visión lo marcaría para siempre. Desde entonces, decidió que su vida sería un sacrificio por las almas olvidadas del purgatorio. Pasaba noches enteras rezando y ofreciendo ayunos casi inhumanos, comiendo solo pan y agua, y celebrando la Misa con tal devoción que muchos aseguraban ver luces sobrenaturales sobre el altar.


San NicolƔs de Tolentino
Con apenas 18 años, el joven NicolÔs tuvo una visión que lo marcó para siempre: un fraile difunto le imploró auxilio desde las llamas. Desde ese día, el santo entregó su vida por las almas olvidadas y atormentadas del purgatorio.
LA GUERRA CONTRA EL DEMONIO

No tardaron en llegar los ataques del enemigo. Fue perseguido por visiones demonĆ­acas: voces que lo insultaban en la celda, sombras que se aparecĆ­an en su lecho y hasta golpes fĆ­sicos de los que salĆ­a con moretones.


Pero lejos de rendirse, intensificaba su oración. Según sus biógrafos, en varias ocasiones fue visto levantando la cruz contra figuras oscuras que desaparecían en un chillido desgarrador. Su arma era siempre la misma: Rosario, Eucaristía y ayuno.


En uno de los episodios mĆ”s cĆ©lebres, se cuenta que el demonio se le apareció en forma de una mujer desnuda para tentarlo. NicolĆ”s hizo la seƱal de la cruz y gritó: ā€œĀ”SeƱor, no permitas que el enemigo robe mi alma!ā€. En ese instante, la figura infernal se desvaneció.


Por estas victorias espirituales, el pueblo comenzó a llamarlo ā€œel fraile que derrotó al infiernoā€.

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MILAGROS EUCARƍSTICOS

San NicolƔs de Tolentino tambiƩn fue protagonista de episodios ligados a la Eucaristƭa. Se dice que, durante una Misa, al elevar la hostia consagrada, esta irradiaba un resplandor dorado que llenaba toda la iglesia.


En otra ocasión, un enfermo terminal le pidió que rezara por Ć©l. NicolĆ”s bendijo pan y agua, y el hombre se recuperó de manera inexplicable. Desde entonces, nació la tradición de los ā€œpanecillos de san NicolĆ”sā€, pequeƱos trozos de pan bendecido que aĆŗn hoy se reparten en su memoria y a los que se atribuyen milagros de sanación.


San NicolƔs de Tolentino
Durante la celebración de la Misa, la hostia consagrada en manos de San NicolÔs se iluminaba con destellos dorados que llenaban la iglesia. Este fenómeno, repetido en varias ocasiones, cimentó su fama de santo eucarístico y exorcista incansable.

EL SANTO DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO

San NicolÔs de Tolentino no se conformó con rezar por los vivos: su corazón ardía por aquellos que habían partido y aún sufrían en el purgatorio. Las crónicas de su tiempo lo describen como un sacerdote incansable que ofrecía misas día y noche, convencido de que cada Eucaristía arrancaba a un alma de las llamas. Su celda era un lugar donde el silencio se mezclaba con sus plegarias, y donde el humo del incienso parecía subir como un puente hacia el cielo para aliviar a los difuntos olvidados.


La tradición cuenta que, en el instante de su muerte, el cielo se abrió y centenares de almas liberadas se le aparecieron, formando una procesión luminosa que lo acompañó hasta la eternidad. Fue un espectÔculo tan sobrecogedor que marcó para siempre la memoria del pueblo cristiano. Por eso la Iglesia lo proclamó Patrono de las Almas del Purgatorio, protector de quienes lloran a sus seres queridos y buscan consuelo en la certeza de que, con fe y sacrificio, la oración puede abrir las puertas del cielo. En san NicolÔs, el sufrimiento de las almas se transformó en victoria eterna.

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MILAGROS QUE LO HICIERON INMORTAL

Tras su muerte en 1305, su tumba en Tolentino se convirtió en un centro de peregrinación. Miles acudían para tocar el sepulcro y pedir favores. Se registraron curaciones inexplicables, liberaciones de posesiones demoníacas y conversiones súbitas.


La devoción creció tanto que el papa Eugenio IV lo canonizó en 1446, reconociéndolo como uno de los santos mÔs milagrosos de la cristiandad.


Hasta el dƭa de hoy, los panecillos bendecidos de san NicolƔs siguen siendo distribuidos en su fiesta del 10 de septiembre, sƭmbolo de su caridad y su poder intercesor.


San NicolƔs de Tolentino
En el silencio solemne de la basílica de Tolentino, los peregrinos aún escuchan los ecos de las oraciones del santo. Aquí, bajo techos barrocos y vitrales centenarios, se mantiene viva la devoción al hombre que escapó de las garras del diablo.
UN MODELO PARA EL MUNDO DE HOY

¿Qué nos dice la vida de san NicolÔs en pleno siglo XXI? Que la lucha espiritual no terminó. El diablo, aunque se disfrace con formas modernas, sigue tentando con el egoísmo, la lujuria, el poder y el orgullo.


NicolÔs de Tolentino nos enseña que el ayuno, la oración y la Eucaristía siguen siendo las armas mÔs poderosas. En tiempos de relativismo y comodidad, su ejemplo es un llamado radical a no negociar con el mal y a creer en la fuerza de la fe.


San nicolƔs de Tolentino
El corazón de la fe late en la Basílica de Tolentino, donde descansan los restos de San NicolÔs. Este templo, recubierto de mÔrmoles y oro, se ha convertido en el epicentro de miles de peregrinos que buscan alivio para las almas del purgatorio.
UNA HISTORIA QUE ATRAE MULTITUDES

Cada aƱo, miles de devotos se acercan al santuario de Tolentino, donde reposan sus reliquias. Allƭ se conserva tambiƩn la celda donde oraba y la cruz con la que enfrentaba a los demonios.


Las historias de luces misteriosas, apariciones y milagros alrededor de su figura alimentaron durante siglos una devoción que hoy, gracias a la globalización y las redes sociales, comienza a extenderse con fuerza en América Latina.


El ā€œSanto de las Almas del Purgatorioā€Ā se convierte asĆ­ tambiĆ©n en el Santo de los JóvenesĀ que buscan sentido, de los pobres que buscan consuelo y de todos aquellos que luchan contra sus propios demonios.

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LA AMPUTACIƓN MILAGROSA

En 1345, cuarenta años después de su muerte, los restos de San NicolÔs de Tolentino fueron exhumados. Lo que encontraron estremeció a todos: su cuerpo permanecía incorrupto, pero los brazos fueron amputados para reliquias. Mientras los sacerdotes realizaban el corte, los brazos comenzaron a sangrar profusamente, como si aún vivieran en carne propia. Era como si el mismo santo gritara desde la tumba, confirmando que su presencia espiritual estaba viva y latente.


Pero la historia no termina ahĆ­. Un siglo despuĆ©s, cuando se abrieron los relicarios que los contenĆ­an, ocurrió otro prodigio que desafĆ­a toda lógica: los brazos seguĆ­an perfectamente conservados y empapados en sangre fresca, como si el tiempo no los hubiera tocado jamĆ”s. Ese hecho milagroso selló su fama de protector extraordinario, aumentando la devoción hacia el fraile agustino y consolidĆ”ndolo como el santo que ni la muerte —ni siquiera el paso del tiempo— pudo desgastar.



GESTOS QUE LIBERAN ALMAS

San NicolƔs de Tolentino es mƔs que un fraile medieval: es un signo de que la fe puede derrotar incluso al infierno. Un santo que supo escapar de las garras del diablo y que hoy sigue recordƔndonos que la batalla espiritual es real.


El 10 de septiembre, al recordarlo, no solo honramos su memoria: nos sumamos a su lucha, convencidos de que cada oración, cada ayuno y cada gesto de caridad tienen poder para abrir el cielo y liberar a las almas del purgatorio.



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