La iniciativa "Vida Libre" intenta a través de la fe y el trabajo, reintegrar a ex pandilleros en la sociedad salvadoreña.
Las pandillas de El Salvador, especialmente la Mara Salvatrucha 13 (MS-13) y la Barrio 18, son infames por su brutalidad y alcance. Durante décadas, los ciudadanos salvadoreños vivieron bajo el yugo de estas bandas, obligados a elegir entre la extorsión o la muerte.
Estos grupos, nacidos en Los Ángeles durante los ‘80 de entre inmigrantes salvadoreños que huían de la guerra civil en su país, se diseminaron por centro y norte América debido a las deportaciones de Estados Unidos en los ‘90.
Con la llegada de estos pandilleros deportados, El Salvador se dividió en tres: territorios de la MS-13, Barrio 18 y zonas neutrales. Esta segmentación obligó a los ciudadanos a crear reglas de supervivencia, como evitar ciertas áreas y entregar parte de su salario a los delincuentes.
EL PROGRAMA “VIDA LIBRE” Y LA IMPORTANCIA DEL CRISTIANISMO EN LA REHABILITACIÓN DE EX PANDILLEROS
Ante este panorama, se lanzó “Vida Libre” en 2021. Fundado por el pastor estadounidense Kenton Moody en el departamento de Santa Ana, El Salvador, este programa tiene como objetivo rehabilitar a ex pandilleros y reintegrarlos a la sociedad a través de la fe y el trabajo.
Centro "Vida Libre".
Sin embargo, la iniciativa ha enfrentado dificultades. Desde que el presidente Nayib Bukele inició una ofensiva contra las maras en 2022, varios ex pandilleros que se habían unido al programa fueron encarcelados.
Moody y otros líderes religiosos, como el pastor Nelson Moz, encontraron en el cristianismo un medio para ayudar a los ex pandilleros a reinventarse y a transformar sus vidas. Al dejar la violencia, el alcohol y las drogas, y adoptar códigos de conducta basados en la fe, muchos de estos hombres logran escapar del ciclo de la violencia y reinsertarse en la sociedad.
El pastor junto a los hijos del los ex pandilleros.
LA CRÍTICA A LA POLÍTICA DE BUKELE Y LA LUCHA POR LA REINTEGRACIÓN SOCIAL DE EX PANDILLEROS
La ofensiva contra las pandillas de Bukele es polémica. Aunque consiguió reducir el número de asesinatos y contó con el apoyo de gran parte de la población, también provocó el arresto de muchos ex pandilleros que habían abandonado su vida criminal y se estaban reintegrando a la sociedad.
Según informes de la ONG Cristosal, al menos 153 de los 68.000 detenidos desde marzo de 2022 murieron bajo custodia del gobierno. Sin embargo, el presidente mantiene su postura: para él, las pandillas son la plaga que debe ser erradicada.
La labor de reintegración social de los ex pandilleros se convirtió en un desafío de magnitudes considerables. La sociedad, herida por años de violencia pandillera, desconfía de quienes tuvieron un pasado delictivo. Sin embargo, el trabajo de la fundación del pastor Moody y otros programas similares demuestra que, más allá de las medidas punitivas, hay una necesidad de abordar las problemáticas subyacentes que alimentan a las pandillas, como la pobreza, la falta de educación y el desempleo.
HACIA UN FUTURO DE REINTEGRACIÓN Y ESPERANZA
El trabajo de rehabilitación y reintegración de ex pandilleros en El Salvador es una tarea compleja y llena de desafíos. A pesar de las adversidades, iniciativas como “Vida Libre” y líderes como los pastores Moody y Moz persisten en su misión de ofrecer a estos hombres una segunda oportunidad para redimirse y vivir una vida alejada del delito.
Para estos ex pandilleros, el aroma del pan recién horneado no es solo una señal de su nuevo trabajo, sino un recordatorio tangible de su renovación y esperanza.
A través de la fe y el trabajo, buscan escapar de un pasado violento y forjar un futuro de paz y redención.
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