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EL PAPA QUE QUISO RENUNCIAR… Y DIOS LE DIJO QUE NO: LA CONFESIÓN QUE SACUDIÓ AL AVIÓN PAPAL

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 2 días
  • 3 Min. de lectura
León XIV reveló que estuvo a punto de renunciar antes de tiempo, pero una experiencia espiritual lo detuvo. La confesión, hecha en pleno vuelo papal, desató una ola mundial de impacto: ¿qué vio, qué sintió y por qué decidió seguir?
León XIV
León XIV indicó que antes de ser Papa pensó en jubilarse, pero Dios le dijo que siga. (Fotografía: Vatican Media)

En un vuelo lleno de tensión, emoción y rostros cansados, León XIV dejó caer una frase que hizo temblar el pasillo central del avión: “Hace uno o dos años también pensaba en jubilarme… pero todo está en manos de Dios”.


Una revelación que ningún pontífice suelta porque sí. Una frase que, por su peso, podría haberse dicho en un balcón ante miles… pero que él eligió revelar ante 81 periodistas, a 10.000 metros de altura. ¿Casualidad? No. ¿Error? Menos. Fue una confesión que marca un antes y un después en su pontificado.







LA RENUNCIA QUE CASI FUE: EL SECRETO QUE NADIE ESPERABA

El Santo Padre venía de cerrar uno de los viajes más intensos y peligrosos de su vida: Turquía y Líbano en plena región inflamable, con conflictos abiertos, amenazas latentes y un llamado a la paz que él mismo calificó como “urgencia espiritual”.


Y allí, entre preguntas sobre la guerra, la diplomacia y la fe, lanzó la bomba: “Hace uno o dos años pensaba en jubilarme… pero todo está en manos de Dios”.


No fue una frase ligera. No fue improvisada. Fue un signo. Porque en la Iglesia, cada gesto es un mensaje… y cada palabra del Papa es un terremoto.


Admitió que tuvo dudas, cansancio, incluso la tentación humana de bajar los brazos. Pero enseguida lo dejó claro: “Me rendí. Dije: aquí estamos, Señor, tú eres el jefe”.


En esas palabras, escritas casi como un salmo desgarrado, hay más historia que en cien discursos. Un Papa dispuesto a dejarlo todo… que fue detenido por la mano invisible que siempre guio a los pontífices más valientes.

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CÓMO DIOS LE CAMBIÓ LA VIDA EN EL CONCLAVE

El Obispo de Roma habló, quizá por primera vez, de lo que vivió en las horas previas a ser elegido Papa. Reconoció que presentía lo imposible, que periodistas le advertían su nombre, que la calle murmuraba su ascendencia.


Y cuando el peso de lo inevitable cayó sobre sus hombros, solo respondió: “Todo está en manos de Dios”.


Esa frase no lo dejó nunca más. La llevó a Perú, cuando vivió en medio del terrorismo. La llevó a Roma, cuando le asignaron tareas que jamás imaginó. Y lo acompañó ahora, en el asiento 1A del avión papal, cuando reconoció lo que estaba oculto: que quiso renunciar antes de tiempo… pero Dios lo sostuvo.


León XIV
Obsequio que recibió el Papa que resumen su primer viaje apostólico. (Fotografía: Vatican Media)

SE RINDIÓ, PERO NO AL PODER: A LA OBEDIENCIA

Hay algo profundamente bíblico en su frase. No es derrota, es entrega. Es la espiritualidad del hermano Lawrence, el monje oculto que solo enseñaba una cosa: vivir en la presencia de Dios.


El sucesor de Pedro lo citó en pleno vuelo. Un Papa hablando de un místico olvidado. Un pontífice que confiesa que su fuerza no viene de él, sino de un único lugar: la obediencia silenciosa.


Dicen que los grandes santos no son los que eligen, sino los que aceptan. Y León XIV, sin pretenderlo, se colocó en esa línea.



“AQUÍ ESTAMOS, SEÑOR”: EL PAPA QUE SIGUE PORQUE DIOS SE LO PIDIÓ

La frase que quedará para la historia no es sobre política, diplomacia o geopolítica. Es una frase de rodillas: “Respiré hondo y dije: aquí estamos, Señor”.


Eso es lo que sostuvo su pontificado. Eso es lo que evitó su renuncia antes de ser Papa. Eso es lo que lo mantiene hoy, caminando sobre territorios fracturados, hablando de paz mientras las balas pasan cerca.

Pedro Kriskovich
LO QUE VIENE: UN PAPA ENTREGADO PERO MÁS FUERTE QUE NUNCA

León XIV sabe que el mundo arde:

– Ucrania.

– Oriente Medio.

– Venezuela.

– Las tensiones religiosas.

– Los choques culturales.


Y aun así, él sigue adelante. No por voluntad propia, sino porque —en sus palabras— “Dios guía el camino”.


Por eso este Papa mueve multitudes. Por eso los jóvenes lo buscan. Por eso su rostro cambia a cada segundo… y cada gesto se vuelve titular.


Porque no es un Papa que busca poder. Es un hombre que quiso retirarse… y Dios lo obligó a quedarse.


Un pontífice que, en silencio, firmó el acuerdo más decisivo de su vida: seguir, hasta que el Cielo diga basta.




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