El Papa que Murió Justo a Tiempo: San Anastasio y la Herejía que Quería Vaciar la Iglesia
- Canal Vida
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Murió días antes de Navidad, pero evitó una catástrofe espiritual. San Anastasio enfrentó herejías que querían vaciar la Iglesia desde adentro. Su silencio final salvó sacramentos, fieles… y quizá a Roma misma.
San Anastasio no fue un Papa de largos discursos ni de grandes monumentos. Gobernó la Iglesia apenas dos años, entre el 399 y el 401. Pero lo que hizo en ese breve tiempo fue detener una bomba espiritual que amenazaba con vaciar los templos y romper la fe desde adentro.
Sucedió a San Siricio como el 39º Obispo de Roma, en una Iglesia sacudida por movimientos rigoristas que predicaban una idea peligrosa: los pecadores no podían formar parte de la Iglesia, y solo sacerdotes “perfectos” podían administrar los sacramentos. El nombre de esa herejía era donatismo. Su efecto era devastador: alejaba a los fieles del perdón, de la Eucaristía y de la esperanza.
San Anastasio entendió algo clave: una Iglesia sin misericordia deja de ser Iglesia. Por eso combatió el donatismo con firmeza, incluso ratificando decisiones incómodas, como la readmisión de obispos que habían caído en el error y luego se habían arrepentido. No eligió la condena fácil. Eligió la verdad con caridad.
Pero ese no fue su único frente. En Roma también enfrentó a grupos maniqueos y, sobre todo, tomó una decisión histórica en la llamada disputa origenista. Condenó proposiciones teológicas erróneas que ponían en riesgo el misterio de la Encarnación, incluso cuando provenían de una figura intelectual muy admirada como Orígenes. San Anastasio demostró que la fe no se negocia, aunque duela.
Murió el 19 de diciembre del año 401, en pleno Adviento. San Jerónimo dijo algo estremecedor: “Si murió tan pronto fue porque el mundo no podía ser decapitado mientras lo gobernase tal obispo”. Nueve años después, Roma caería.
San Anastasio murió antes de Navidad. Pero dejó a la Iglesia en pie.
El Papa que Murió Justo a Tiempo: San Anastasio y la Herejía que Quería Vaciar la Iglesia
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