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El Joven que Entregó Su Cabello a la Virgen: La Promesa que Doblegó al Cáncer

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 2 horas
  • 2 Min. de lectura
Un joven volvió a Caacupé después de 5 años y 5 meses para cumplir una promesa imposible: entregar su cabello a la Virgen por la sanación milagrosa de su abuela. Su gesto estremeció a todos y encendió la fe de miles.
Virgen de Caacupé
Momento en que Jesús Ayala, frente a la Virgen de Caacupé procede a cumplir la promesa.

Jesús Ayala volvió a Caacupé con el corazón latiendo distinto. No llegó como aquel muchacho desesperado que, hace 5 años y 5 meses, se arrodilló frente al altar para suplicar por la vida de su abuela, devorada por el cáncer. Llegó hoy como un nieto agradecido, llevando en sus manos el símbolo más visible de su promesa: su propio cabello.


Arrodillado en el mismo lugar donde la vio llorar tantas veces, Jesús depositó el mechón ante la Virgen de Caacupé y dijo las palabras que estremecieron a todos en la basílica paraguaya: "Promesa cumplida, abuela". Se cortó el cabello frente a la Patrona del país.


Porque sí: su abuela venció lo imposible. Los médicos no lo explican, pero él sí. Él lo llama “milagro”. Y por eso volvió.

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EL GESTO QUE PARALIZÓ EL SANTUARIO

El momento fue tan fuerte que otros fieles comenzaron a grabarlo, y el video explotó en TikTok.


Uno de los sacerdotes presentes, conmovido, le preguntó: "¿Puede ver más?", mientras lo ayudaba a presentar la ofrenda.


Jesús, visiblemente quebrado, respondió: "Soy yo. Después de 5 años y 5 meses, cumplí la promesa a mi abuela".


Momento emocionante... Arrodillado frente a la Madre cumple su promesa.

EL MILAGRO DESTRÁS DEL MILAGRO

Su abuela, a quien los médicos no daban esperanzas, volvió a caminar, a reír y a abrazarlo. Él no olvida la oscuridad de aquellas noches y asegura que cada mechón fue creciendo mientras ella recuperaba fuerzas. Por eso decidió entregarlo entero, como quien devuelve un tesoro prestado por el cielo.


Caacupé fue testigo de un acto que derrumbó el silencio del santuario: un joven entregando su belleza exterior para honrar la belleza interior del milagro recibido.


Y entre lágrimas, cientos repitieron lo mismo: “La Virgen sigue escuchando. La Virgen sigue obrando”.



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