El Día que el Vaticano Confirmó que el Fútbol Nació en Paraguay
- Canal Vida
- 22 jun
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Mientras el mundo festeja la Copa Mundial de Clubes de la FIFA en Estados Unidos, donde no hay un solo equipo paraguayo, una verdad olvidada resurge desde las ruinas de las reducciones jesuíticas: el fútbol, tal como lo conocemos, habría nacido entre los guaraníes hace siglos. Y el Vaticano lo confirmó.

Mientras las luces enceguecen los estadios de la primera Copa Mundial de Clubes con 32 equipos en Estados Unidos, y el planeta entero está pendiente de las gambetas millonarias del marketing global, una historia enterrada vuelve a patear el tablero: el fútbol nació en Paraguay. Y fue entre los guaraníes.
“¡El fútbol es herencia del pueblo guaraní!”, gritó con firmeza el jesuita Bartomeu Melià hace ya décadas. Pero no se trataba de una hipótesis chauvinista ni de un antojo sentimental: documentos, manuscritos y testimonios avalan esa afirmación.
Y el diario del mismísimo Vaticano, L’Osservatore Romano, lo confirmó en pleno Mundial de Sudáfrica. ¿Cómo? A través de un extenso artículo firmado por Gianpaolo Romanato, que reabrió un expediente histórico tapado por siglos de colonialismo, olvido e indiferencia.
LOS JESUITAS LO VIERON PRIMERO
Fue en las reducciones del Paraguay colonial, allá por los siglos XVII y XVIII. Los padres jesuitas convivían con comunidades guaraníes que no solo eran músicos, agricultores y arquitectos del barro y la fe, sino también... ¡futbolistas!
“El fútbol no se inventó en Inglaterra. Se sembró en Paraguay. Y brotó como parte de un modo de vivir la vida en comunidad.” (Bartomeu Melià)
“Juegan con el pie, con gran destreza, arrojando una pelota de goma que rebota mucho más que las nuestras”, escribió en 1771 el sacerdote José Cardiel, exiliado en Italia tras la expulsión de los jesuitas.

Su crónica recuerda con nostalgia aquellas tardes después de misa, cuando se repartían las tareas de la semana y luego el pueblo entero se reúnía a ver jugar... no con las manos, sino con los pies. ¡Siglos antes de Cambridge, la FA o la mismísima FIFA!

MANGÁ: LA PELOTA QUE SALTABA MÁS QUE EL OLVIDO
La pelota no era de cuero ni de plástico. Era de mangaisy, la resina del árbol mangaí, que los guaraníes convertían en esferas de caucho puro. Macizas, pero livianas. Saltarinas. Botaban por minutos con apenas un impulso. Un prodigio físico y ancestral.
El padre Antonio Ruiz de Montoya, en su "Tesoro de la lengua guaraní" de 1639, ya describía estas pelotas. Y en su Vocabulario de 1640 detallaba con precisión los verbos: ambojevyjevy manga imombóka (pelotear) y amombo mangaisy (botar la pelota). ¡Una lengua que había inventado una terminología entera para describir el fútbol... antes que el inglés lo hiciera!

SAN IGNACIO MINI: LA BOMBONERA DEL 1700
En la reducción de San Ignacio Mini, al sur de lo que hoy es Asunción, el padre José Manuel Peramás pasó años observando aquel juego. Lo contó en su libro de 1793, "De Vita et moribus tredecim virorum paraguaycorum", escrito en latín. Hablaba de “la pelota de goma compacta, botadora, que los guaraníes jugaban solo con el pie descalzo”. Lo hacían rápido, con precisión, como si se tratara de un ritual.
No había arcos, pero sí reglas. No había camisetas, pero sí hinchada. Apostaban plumas, anzuelos o yerba. Y como no se manejaba dinero, cada juego era también un trueque espiritual.

EL GOL OLVIDADO
¿Cómo fue que esta historia quedó en el olvido? ¿Cómo pudo ser que, con todos estos registros, el mundo siga creyendo que el fútbol lo inventaron los ingleses en 1846?
Bartomeu Melià (1932-2019), el sacerdote que dedicó su vida a los guaraníes, fue claro: “El juego de pelota no fue impuesto por los jesuitas, ya existía. Ellos lo observaron, lo documentaron y a veces... se aburrían”.
Sí, los misioneros se iban del lugar cuando los guaraníes empezaban a jugar. Porque no lo entendían. Porque no era suyo. Pero el pueblo sí lo entendía. Lo sentía. Y lo vivía como parte de su espiritualidad.

EL MUNDIAL SIN PARAGUAY
Hoy, mientras la Copa Mundial de Clubes se celebra por primera vez con 32 equipos, mientras el mundo mira a Lionel Messi, Kylian Mbappé o Julián Álvarez, no hay un solo club paraguayo en el torneo. ¡Ninguno!
La cuna del fútbol no tiene representantes. El país donde se jugó con el pie antes que en Inglaterra, está ausente del mayor certamen de clubes de la historia. Una ironía cruel. Un olvido programado.

"LA SOCIEDAD MÁS FELIZ DEL MUNDO"
En esas mismas reducciones donde nacía el fútbol, también nacía algo que hoy el mundo admira: el cooperativismo, la educación gratuita, el teatro popular, la merienda escolar, el jopoi. Había niños que cantaban mientras sembraban, 40 músicos por pueblo y hasta tres óperas por mes.
“La sociedad más feliz y divertida fue de las reducciones guaraníes”, afirmó Melià. Y en el centro de esa alegría... estaba el juego. La pelota. La pasión.

LA FIFA NO QUIERE VER
La FIFA se fundó en 1904. Más de 250 años después de los manuscritos de Ruiz de Montoya, Cardiel y Peramás. El fútbol europeo organizó sus reglas cuando ya había miles de niños guaraníes pateando esferas de goma en la selva. No era un mito. Era historia.
Y hoy, esa historia está siendo recuperada por arqueólogos, antropólogos y creyentes que saben que la fe, la cultura y el deporte nacen del corazón del pueblo. No de los despachos de marketing.

EL FÚTBOL COMO HERENCIA SAGRADA
“El fútbol no se inventó en Inglaterra. Se sembró en Paraguay. Y brotó como parte de un modo de vivir la vida en comunidad”, dijo una vez Melià. ¡Y tenía razón!
Las pelotas no eran de Adidas. Eran de mangaí. No había estadios, pero sí comunidad. No había VAR, pero había reglas. Y sobre todo, había alegría.
Hoy que el mundo entero mira hacia el norte, hacia EE.UU., tal vez es hora de mirar también hacia el sur. Hacia donde todo comenzó. Hacia donde el fútbol fue, por siglos, un idioma sin dueños.

LA CANTERA DEL MUNDO
San Ignacio Guazú, Santa Rosa, Trinidad, Santa María, Santiago... Allí estaban las verdaderas canteras del juego. Allí el alma guaraní pateaba la historia mucho antes que el mundo supiera lo que era un "corner".
La próxima vez que mires un gol, pensá en eso. Pensá en el niño guaraní descalzo, en la pelota de caucho hecha a mano, en la misa de la mañana y el partido de la tarde. Pensá en la risa, la destreza, la comunidad. Pensá que ese gol, en realidad... fue guaraní.
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