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"Abrirse a la Paz o Seguir Caminando hacia el Abismo": El Grito Profético del Papa

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 14 horas
  • 2 Min. de lectura
León XIV lanzó una advertencia que incomoda al mundo: la paz no es un ideal ingenuo, es una decisión radical. En su mensaje más fuerte hasta ahora, denunció la guerra, el negocio armamentista y el corazón humano desarmado… o destruido.
León XIV Paz
El Papa indicó que no abrirse a la paz significa la autodestrucción.

No fue un aviso diplomático. No fue una frase decorativa para inaugurar el año. Fue una advertencia espiritual lanzada al corazón del mundo. En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2026, que se celebrará el 1º de enero, León XIV pidió algo que hoy parece casi imposible: abrirse a la paz.


Pero no a cualquier paz. No a la paz armada, negociada con misiles, blindada por el miedo. El Papa habló de la paz de Cristo resucitado, una paz “desarmada y desarmante”, humilde, perseverante, incómoda. Una paz que no nace del poder, sino de Dios, que ama a todos sin condiciones.

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El Pontífice fue claro: cuando la paz se trata como un ideal lejano, termina siendo negada sin escándalo. Incluso —denunció— se llega a justificar la guerra en su nombre. Y mientras los discursos prometen seguridad, el mundo gasta cifras obscenas en armamento: billones de dólares que crecen año tras año, al mismo tiempo que crece la muerte.


León XIV recordó que Cristo derribó el muro que separaba a los seres humanos y que su mandato sigue vigente: “Envaina tu espada”. Sin embargo, alertó sobre una nueva amenaza aún más oscura: la delegación de decisiones de vida o muerte a máquinas, a inteligencias artificiales aplicadas al ámbito militar. Una espiral inédita de deshumanización que pone en riesgo la civilización misma.

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El Papa no habló solo a los creyentes. Habló a toda la humanidad. “Antes de ser una meta, la paz es una presencia y un camino”, afirmó. Y exhortó: abrámonos a la paz, incluso cuando parece imposible, incluso cuando el mundo empuja al odio, al cinismo y al fatalismo.


Desde el pesebre de Belén hasta las cancillerías del mundo, León XIV trazó un mismo camino: el desarme del corazón. Porque —advirtió— sin ese desarme interior, no habrá tratados que resistan ni futuro que valga la pena.


El mensaje es claro y perturbador: o el mundo se abre a la paz… o seguirá abriéndose a su propia destrucción.

"Abrirse a la Paz o Seguir Caminando hacia el Abismo": El Grito Profético del Papa




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