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36 Años en Prisión por un Crimen que No Cometió… y Aún Así Entregó su Vida a Dios

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • 30 abr
  • 2 Min. de lectura
Judy Henderson fue condenada injustamente a cadena perpetua. Perdió su libertad, a sus hijos, y casi la fe. Pero en el rincón más oscuro de la prisión, encontró su propósito… y a Cristo.
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Judy Henderson estuvo detenida por un crimen que no cometió, pero no tuvo resentimiento ni odio, sino amor para ayudar en las vidas de otros que viven el infierno de la cárcel.

Cuando Judy Henderson cayó al suelo llorando frente al gobernador, había pasado 36 años encerrada por un crimen que no cometió. Había dejado atrás a su hija de 12 y a su hijo de solo 3 años. Había sido traicionada por su pareja, usada por su abogado, y silenciada por un sistema que no quiso escucharla. Y sin embargo, no perdió la fe.


Sobre el lavabo de su celda, escribió un versículo: “Yo sé los planes que tengo para ti” (Jeremías 29,11). Ese pedazo de Biblia fue su escudo. Mientras otras mujeres caían en la desesperación, ella se convirtió en guía, mentora y madre de todas.

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Ayudó a madres encarceladas. Fundó un programa para que sus hijos pudieran abrazarlas sin miedo. Estudió leyes. Impulsó reformas. Y se convirtió en el faro de cientos de reclusas.


En el retiro Residents Encounter Christ, se reencontró con Dios y comprendió que el amor de Cristo no conoce rejas."Dios hace brillar su luz incluso en lo más oscuro", dijo en una entrevista con CNA, agencia en inglés de EWTN News.


Cuando el gobernador de Misuri le conmutó la pena, Judy supo que su vida recién empezaba. Hoy trabaja en Catholic Charities y ayuda a familias necesitadas con la misma fuerza con la que alguna vez resistió al infierno.


Porque la cárcel no venció a Judy Henderson. Fue ella quien venció a la oscuridad.

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