Este 25 de septiembre, se conmemora el 41° aniversario de la primera aparición de la Virgen de San Nicolás a Gladys Quiroga de Motta. Millones de peregrinos de Argentina viajan a San Nicolás de los Arroyos para homenajear a la Madre, símbolo de esperanza, fe y milagros.
Corría el 25 de septiembre de 1983, cuando Gladys Herminia Quiroga de Motta, una vecina de San Nicolás de los Arroyos (Buenos Aires, Argentina), experimentó un momento que cambiaría su vida y la de miles de fieles.
Mientras rezaba en su casa, sintió un hormigueo en sus brazos, como si una energía divina la estuviera tocando. De repente, vio cómo el rosario que colgaba en su habitación se iluminaba intensamente. En ese instante, sin previo aviso, apareció la Virgen María frente a ella.
Gladys, una ama de casa con una fe arraigada, jamás imaginó que se convertiría en el vehículo para transmitir el mensaje de la Virgen al mundo. Durante esos primeros momentos, no sintió miedo, solo una profunda paz. Tres días después, María volvió a aparecer, consolidando lo que sería una serie de visiones y mensajes divinos que se prolongarían durante varios años.
El 7 de octubre, Gladys reunió el valor para preguntarle a la Virgen qué deseaba. La respuesta fue clara y poderosa: sin pronunciar una palabra, le mostró una visión de un templo grandioso que debía construirse en su honor.
Imagen ilustrativa de la aparición de María a Gladys.
El mensaje de la Virgen: Una misión divina en San Nicolás
El mensaje de la Virgen fue simple, pero profundo: debía ser venerada como la "Patrona de esta región". Esta advocación, aunque olvidada con el tiempo, estaba arraigada en la historia de San Nicolás, cuando en 1884 se había inaugurado un templo dedicado a la Virgen del Rosario.
Miles de personas cada 25 de mes se acerca al santuario de Nuestra Señora de San Nicolás para venerarla.
El padre Carlos Pérez, confesor de Gladys, jugó un papel crucial en la difusión de este mensaje. El 27 de noviembre de 1983, Pérez descubrió que una imagen olvidada en el campanario de la catedral de San Nicolás coincidía exactamente con la descripción que Gladys había dado de la Virgen.
La imagen, deteriorada por el tiempo, fue restaurada y colocada en el lugar donde Gladys había visto un rayo de luz que indicaba la ubicación del futuro santuario.
Fe de punta a punta
Desde hace más de cuatro décadas la ciudad de San Nicolás de los Arroyos se convirtió en uno de los lugares de peregrinación más importantes de la Argentina. Cada 25 de septiembre, recibe a miles de fieles que, con devoción, viajan desde todos los rincones del país para honrar a la Virgen.
Las historias de fe y devoción se multiplican. Muchos llegan en peregrinaciones de varios días, algunos recorren más de 100 kilómetros a pie, cargando imágenes de la Virgen o cumpliendo promesas que hicieron en momentos de desesperación. Familias enteras, desde abuelos hasta niños, se unen en esta travesía espiritual para rendir homenaje a María.
Los peregrinos que llegan hasta San Nicolás, además de ir al santuario, se acercan hasta la vivienda de Gladys con la esperanza de poder verla. La mayoría rezan en la vereda y le dejan cartas de agradecimiento en la puerta de su casa.
Los testimonios de agradecimiento y los pedidos de milagros llenan las calles. No es raro ver a personas que caminan descalzas, como señal de humildad y sacrificio, o aquellos que cargan rosarios gigantes en señal de penitencia. En el santuario, las misas se suceden sin cesar, y el rezo del rosario es una constante. Cada rincón del lugar se impregna de un profundo sentimiento de fe, esperanza y amor por la Virgen.
La construcción del santuario: Un templo para María
La visión de Gladys finalmente se concretó con la construcción de un impresionante santuario. En marzo de 1989, la imagen de la Virgen fue trasladada desde la catedral al nuevo templo, y el sueño de María de tener un lugar de veneración se hizo realidad. El santuario fue diseñado para albergar entre 8.000 y 9.000 personas, con espacios adicionales para grandes eventos al aire libre.
Santuario de San Nicolás.
Este templo, que se convirtió en un símbolo de fe para millones, tiene una cúpula de 24 metros de diámetro y está recubierto con placas de cobre, destacándose como un hito arquitectónico en la región. Cada rincón del santuario refleja el amor y devoción de los fieles que, año tras año, contribuyeron con su trabajo y donaciones para su construcción.
Milagros y signos: La devoción continúa
Los fieles de la Virgen de San Nicolás no solo buscan su intercesión en momentos difíciles, sino que también son testigos de lo que muchos consideran milagros. Desde la llamada "danza del sol", un fenómeno que fue descrito por numerosos testigos como la posibilidad de observar el sol sin ser encandilados, hasta el aroma a rosas que se percibe en los alrededores del santuario, los signos de la presencia divina parecen ser una constante en San Nicolás.
Gladys continuó recibiendo mensajes de la Virgen hasta 1990, totalizando más de 1.800 revelaciones. En 2016, la Iglesia Católica, a través del obispo Héctor Cardelli, reconoció oficialmente el carácter sobrenatural de estas apariciones, otorgando veracidad a lo que Gladys había vivido.
Devoción que trasciende fronteras
La Virgen de San Nicolás es venerada no solo en Argentina, sino en toda América Latina. La historia de Gladys y las apariciones de María inspiraron a generaciones de creyentes, que ven en ella un símbolo de esperanza en tiempos de dificultad. El santuario se convirtió en un faro espiritual que atrae a más de medio millón de peregrinos cada año, convirtiendo a San Nicolás en la "Ciudad de María".
En esta festividad del 25 de septiembre, el mensaje de María sigue siendo tan relevante como lo fue hace 41 años: "Haced valer mis derechos". Miles de corazones laten al unísono en San Nicolás, donde la fe y la devoción se entrelazan en una muestra poderosa del amor de los argentinos por su Madre celestial. Cada peregrino, cada oración, y cada acto de fe es un testimonio de que, a través de María, muchos encuentran consuelo, esperanza y paz.
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