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El Hombre que Hablaba con Dios a Puertas Cerradas: Lo que Dijo y Nadie Escribió

  • Foto del escritor: Canal Vida
    Canal Vida
  • hace 4 días
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: hace 3 días

A 138 años de su nacimiento, revelamos el costado más íntimo y oculto de san Pío de Pietrelcina: sus diálogos con Dios, las visiones en soledad y los testimonios de quienes lo oyeron hablar con el Cielo. Esta es la historia que no entró en los libros… pero que sigue viva en el alma de millones.
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Padre Pío, perseguido e incomprendido por parte de la sociedad, pero amado por Dios.

Detrás de la gruesa puerta de madera de su celda en el convento de San Giovanni Rotondo, se escondía un mundo que nadie podía comprender. Allí, entre la penumbra y el silencio, Padre Pío de Pietrelcina hablaba con Dios.





No es una frase poética: es lo que afirmaron una y otra vez las religiosas que convivieron con él, los fieles que lo vieron en éxtasis, y hasta soldados extranjeros que, sin entender italiano, aseguraban haber escuchado conversaciones entre el fraile y "alguien más".

Pedro Kriskovich
UNA VIDA ENTRE LO SAGRADO Y LO INCOMPRENDIDO

Francesco Forgione nació el 25 de mayo de 1887 en Pietrelcina, una pequeña aldea del sur de Italia. Desde niño tuvo visiones y ataques de salud extraños. Ingresó a la orden capuchina y tomó el nombre de Pío en honor a san Pío V.


En 1918, recibió los estigmas de Cristo, convirtiéndose en el primer sacerdote de la historia en llevarlos visiblemente durante 50 años.


Pero su verdadera vida no se contaba en los pasillos del convento ni en los informes vaticanos: se vivía a puertas cerradas.


pADRE pÍO
El santo de los estigmas.
MONJAS QUE ESCUCHABAN A TRAVÉS DE LA PARED

Sor Maria Dolores, una de las religiosas que vivía en el convento contiguo, escribió en su diario personal: "A menudo, en la madrugada, escuchábamos a Padre Pío hablar en voz alta. Al principio pensábamos que deliraba. Pero pronto nos dimos cuenta de que respondía, lloraba, y a veces reía, como si conversara con alguien invisible".


Nunca permitió que nadie entrara mientras oraba. Pero quienes se atrevían a mirar por las rendijas, lo veían inmóvil, con los brazos en alto, el rostro iluminado y el cuerpo a veces suspendido levemente, según relataron algunas religiosas.

betania
LA VISITA DE LOS SOLDADOS NORTEAMERICANOS

Durante la Segunda Guerra Mundial, varios soldados estadounidenses heridos fueron llevados a San Giovanni Rotondo, convertido en hospital.


Uno de ellos declaró en una carta que se conserva en la biblioteca del convento: "No sabía italiano, pero al pasar por la puerta del fraile, escuché una voz que me hablaba directamente al corazón. Sentí paz. Alguien dijo mi nombre. Cuando abrí la puerta, él me miró, sonrió y dijo en inglés perfecto: 'Estás curado, hijo'. Y lo estaba".


Ese testimonio se repite en variantes múltiples: soldados, enfermos, peregrinos. El fraile que hablaba con Dios también parecía hablar en todos los idiomas.


Padre Pio
Pío le dijo al soldado herido que estaba curado.
DONES QUE NO ENTRAN EN LOS LIBROS

Padre Pío hablaba con ángeles. Lo dijo él mismo. Y según los fieles, les daba nombres, les encargaba tareas, y les pedía mensajes. Era común que recomendara: "Envíale un telegrama a mi ángel. Dile que te ayude".


Se le atribuyen bilocaciones (aparecer en dos lugares al mismo tiempo), levitaciones, exorcismos silenciosos, y la capacidad de leer almas. Pero lo más impactante era su diálogo invisible. Decía que hablaba con la Virgen todos los días. Y que Jesús le respondía con palabras dulces... y a veces con silencios de dolor.

GIN
EL SECRETO DE SUS ÉXTASIS

Uno de los relatos más estremecedores lo dio el hermano Modestino, encargado de cuidarlo en sus últimos años. Una noche, al entrar en su celda por error, lo encontró de rodillas, sangrando, con los ojos en blanco y el cuerpo temblando. Lo que escuchó fue esto:

"No me dejes, mi Señor... ¡No me abandones! Te amo hasta el fin. Acepto este dolor si salva un alma más".


Modestino salió aterrorizado. Al día siguiente, el Padre Pío le pidió que nunca hablara de eso. Lo contó tras su muerte.


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Padre Pío y su amor a Dios.
LO QUE EL VATICANO QUISO SILENCIAR

Durante varios años, el Santo Oficio (hoy Doctrina de la Fe) le prohibió celebrar misa en público, confesar o recibir visitas. Lo consideraban un histérico, un fraude o un fanático. Pero el pueblo nunca lo abandonó. Y Dios, menos.


En sus cartas, hablaba de "las noches oscuras del alma". De los ataques del demonio. De los mensajes que recibía en sueños. Pero esas cartas fueron ignoradas por décadas.

mARIANO mERCADO
LA CANONIZACIÓN Y LA VERDAD QUE RESUCITA

Padre Pío murió en 1968, pronunciando el nombre de Jesús. Fue canonizado en 2002 por san Juan Pablo II, quien lo había conocido en vida.


Hoy, a 138 años de su nacimiento, su figura sigue creciendo. Millones lo veneran. Cientos de testimonios nuevos llegan cada año. Y su santuario es uno de los más visitados del mundo.


Pero aún hoy, hay cosas que nadie escribe. Conversaciones entre él y Dios que nadie registró. Lágrimas que nadie secó. Miradas que solo vieron el Cielo.


Porque hay santos que predican con milagros. Y otros que hablan con Dios cuando nadie los mira. Padre Pío fue ambos.

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