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Convertir el corazón para recibir la misericordia de Dios

"Toda la vida del cristiano es un tiempo para mirar a Dios", asegura el padre Rafael de Tomás Ferrer en su reflexión de la primera lectura de hoy (Os. 10, 1-3. 7-8. 12).
 

Una viña arrasada es Israel, el fruto es como ella.


Por la abundancia de sus frutos, multiplicó sus altares.


Cuanto más rica era su tierra, más adornaban sus estelas.

Su corazón es inconstante, así pues pagarán.


"Es tiempo de consultar al Señor, hasta que venga y haga llover sobre vosotros la justicia."

Él mismo hará pedazos sus altares, demolerá sus estelas.


Entonces dirán: «no tenemos rey porque no tuvimos temor del Señor..., y el rey ¿qué haría por nosotros?».


Ha desaparecido el rey de Samaría, como una rama de la superficie del agua.


Serán destruidos los altozanos de la Iniquidad, ¡pecado de Israel!


Espino y maleza crecerán sobre sus altares.


Dirán a las montañas: «Cubridnos», y a las colinas: «Caed sobre nosotros».


Sembrad con justicia, recoged con amor.


Poned al trabajo un terreno virgen.


Es tiempo de consultar al Señor, hasta que venga y haga llover sobre vosotros la justicia.

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