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Conocerse a sí mismo para llegar a Dios

Francisco en su catequesis sobre el discernimiento indicó que es primordial "conocernos para protegernos de quienes se presentan para manipularnos", destacó la importancia del examen de conciencia para saber "qué buscamos y por qué", e indicó que el ser humano se esconde detrás de una máscara por miedo a reconocerse. —VIDEO—
 

"Conocerse a uno mismo no es difícil, implica un paciente trabajo de excavación interior", aseguró esta mañana el Papa Francisco en la audiencia general. (Fotografía: Vatican Media)


Está el ser humano con sus sensibilidades, el diablo que intenta tentarlo y conoce bien las debilidades, y Dios que siempre “nos muestra lo valioso que somos a sus ojos”. El Papa Francisco inició así su catequesis sobre el descernimiento en la que le pidió a los fieles reunidos hoy en la plaza San Pedro que escarben en el fondo del alma para "conocerse a sí mismos".


Por eso el Santo Padre afirmó que el discernimiento requiere el autoconocimiento porque implica nuestras facultades humanas: memoria, intelecto, voluntad.


"Esa sensación de vacío y tristeza es una señal de que hemos ‘tomado’ un camino que no era el correcto."

“A menudo no sabemos discernir porque no nos conocemos lo suficientemente bien a nosotros mismos, y por eso no sabemos lo que realmente queremos”, indicó el Pontífice, al tiempo que señaló que del diálogo insuficiente entre la vida religiosa y la dimensión humana, cognitiva y afectiva es de donde surgen "las dudas espirituales y las crisis vocacionales".

 
 

DESCONOCIMIENTO

El gran obstáculo del discernimiento pasa por el desconocimiento que la persona tiene de sí misma, y que en muchas oportunidades ni siquiera intenta hacer introspección.


Sucede que para no encontrarnos nos escondemos detrás de una máscara: "olvidar la presencia de Dios en nuestras vidas va de la mano con el hecho de ignorarnos a nosotros mismos, las características de nuestra personalidad y nuestros deseos más profundos", aseguró el sucesor de Pedro.

“La tentación no sugiere necesariamente cosas malas, sino a menudo cosas desordenadas, presentadas con excesiva importancia.”


El Papa Francisco ingresa a la plaza San Pedro ante una multitud de fieles congregados para escuchar su catequesis. (Fotografía: Vatican Media)



DEJAR EL MIEDO DE LADO

Conocerse a sí mismo no es difícil, pero es agotador: implica una paciente excavación interior. Requiere la capacidad de parar, de "desconectar el piloto automático", de tomar conciencia de nuestra forma de hacer las cosas, de los sentimientos que nos habitan, de los pensamientos recurrentes que nos condicionan.


“No hay obstáculo ni fracaso que pueda impedir el tierno abrazo de Dios.”

También requiere que uno "distinga entre las emociones y las facultades espirituales". “Siento no es lo mismo que estoy convencido; sentir no es lo mismo que querer”, explicó el Pontífice.


Así llegamos a "reconocer que la mirada que tenemos sobre nosotros mismos y sobre la realidad está a veces un poco distorsionada". Para el vicario de Cristo "darse cuenta de esto es una gracia".


Catequesis del Papa Francisco.



LAS MANIPULACIONES DEL DIABLO

Francisco profundizó en su reflexión con una metáfora informática, la de las contraseñas, necesarias para entrar en los programas donde se almacena la información personal. “Incluso la vida espiritual tiene sus contraseñas: hay palabras que tocan el corazón porque se refieren a aquello a lo que somos más sensibles”.


"Olvidar la presencia de Dios en nuestras vidas va de la mano con el hecho de ignorarnos a nosotros mismos."
 
 

El tentador, el diablo, conoce bien estas palabras clave, y es importante que nosotros también las conozcamos, para no encontrarnos donde no queremos estar. “La tentación no sugiere necesariamente cosas malas, sino a menudo cosas desordenadas, presentadas con excesiva importancia. De este modo nos hipnotiza con la atracción que despiertan en nosotros estas cosas, que son bellas pero ilusorias, que no pueden cumplir lo que prometen, dejándonos al final una sensación de vacío y tristeza. Esa sensación de vacío y tristeza es una señal de que hemos ‘tomado’ un camino que no era el correcto, que nos desorienta”, subrayó.




PROTEGERSE

Es importante conocerse sí mismo para protegerse de quienes se presentan con palabras persuasivas “para manipularnos, pero también para reconocer lo que es realmente importante para nosotros”, distinguiéndolo de las modas del momento o de los eslóganes llamativos y superficiales.


“No sabemos discernir porque no nos conocemos lo suficientemente bien a nosotros mismos, y por eso no sabemos lo que realmente queremos.”
 
 

EXAMEN DE CONCIENCIA

El Obispo de Roma añadió que una ayuda es el examen de conciencia, es decir, "el buen hábito de releer con calma lo que ocurre en nuestro día, aprendiendo a notar en nuestras evaluaciones y elecciones a qué damos más importancia, qué buscamos y por qué, y qué encontramos finalmente".


“Sobre todo, aprender a reconocer lo que sacia el corazón. Porque sólo el Señor puede darnos la confirmación de nuestro valor... No hay obstáculo ni fracaso que pueda impedir su tierno abrazo”, sostuvo.

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