San Pedro Lloró: La Homilía Que Hizo Temblar a Roma en el Adiós a Francisco
- Canal Vida
- 26 abr
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La homilía del cardenal Re en las exequias de Francisco estremeció hasta las piedras de San Pedro. Conmovió con recuerdos, lágrimas y un pedido final: que el Papa, desde el cielo, siga bendiciendo a la humanidad.

La plaza San Pedro se estremeció bajo un cielo luminoso. No era una jornada cualquiera: era el día en que la humanidad, unida en el dolor, despedía a Francisco, el Papa del pueblo. Y fue el cardenal Giovanni Battista Re quien, con palabras que rasgaron corazones, supo poner voz al sentimiento universal.
"Querido Papa Francisco, ahora te pedimos a ti que reces por nosotros." (Cardenal Giovanni Battista Re)
Su homilía fue más que un discurso: fue un testamento de amor, un retrato de un Papa que eligió el camino de la misericordia, la paz y la fraternidad. Re recordó cómo el Santo Padre, a pesar de la enfermedad que lo consumía, quiso dar su última bendición al mundo, bajando del balcón para mezclarse una vez más entre su gente. Un gesto heroico, un último acto de amor.

La plaza, abarrotada de fieles, se quebró en aplausos espontáneos cuando el cardenal habló de la paz, la gran obsesión de Francisco. Ese aplauso fue más que un homenaje: fue un grito, un compromiso con el sueño de un mundo sin guerras.
Recordó su elección de nombre, Francisco, y cómo desde aquel día abrazó a los pobres, a los migrantes, a los descartados, haciendo de la Iglesia un hospital de campaña para las heridas del siglo XXI. Recordó sus gestos silenciosos, su ternura inquebrantable, su incansable trabajo por tender puentes en un mundo que levanta muros.

El cardenal cerró su homilía con un pedido desgarrador: "Querido Papa Francisco, ahora te pedimos a ti que reces por nosotros". Y en ese instante, mientras miles de pañuelos se agitaban y las lágrimas corrían libres, el cielo pareció abrazar a la plaza San Pedro en un último adiós cargado de fe, de gratitud y de esperanza.
Francisco no se fue: quedó sembrado en cada corazón que, al escucharlo, aprendió a amar un poco más.
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