El Papa Francisco, en la catequesis de hoy, indicó que en discernimiento "puede nacer un encuentro que cambia la vida".
“El discernimiento es la ayuda para reconocer las señales con las cuales el Señor se hace encontrar en las situaciones imprevistas, incluso desagradables”, indicó el Papa Francisco esta mañana ante una multitud que se congregó en la plaza San Pedro para participar de la segunda catequesis sobre el discernimiento, que en esta oportunidad se inspiró en san Ignacio de Loyola y en un “episodio decisivo de su vida”.
"Del discernimiento puede nacer un encuentro que cambia la vida, para siempre, como el caso de san Ignacio; puede nacer algo que te haga mejorar en el camino."
El fundador de la Compañía de Jesús se encontraba convaleciente después de haber sido herido en batalla en una pierna, y para no aburrirse pidió libros de caballería, pero solo había sobre santos. “Un poco a regañadientes se adapta, pero durante la lectura comienza a descubrir otro mundo, queda fascinado por las figuras de san Francisco y de santo Domingo y siente el deseo de imitarles”, aseguró el Pontífice.
Jorge Bergoglio expresó que san Ignacio se deleitaba mucho con los cuentos de caballeresca, pero después de cansado “lo dejaba, se hallaba seco y descontento; y cuando fue a Jerusalén descalzo, se alimentó solo de yerbas, imitó lo que había leído en las historias de los santos, que lo dejaba contento”.
DOS ASPECTOS DE LA HISTORIA DE IGNACIO
El vicario de Cristo desglosó dos rasgos de la experiencia de Ignacio: el primero, el tiempo. Marca un contrapunto entre los pensamientos del mundo, que al principio son atractivos, pero después pierden brillo y dejan vacío, descontento, mientras que los de Dios suscitan al inicio una cierta resistencia, pero cuando se les acoge, trae una paz desconocida, que perdura.
“El discernimiento es la ayuda para reconocer las señales con las cuales el Señor se hace encontrar en las situaciones imprevistas, incluso desagradables.”
El segundo elemento es el punto de llegada de los pensamientos: "al principio, la situación no parece tan clara. Hay un desarrollo del discernimiento: entendemos qué es el bien para nosotros no de forma abstracta, general, sino en el recorrido de nuestra vida", afirmó el Santo Padre.
Catequesis del Papa Francisco.
En las reglas para el discernimiento, fruto de esta experiencia fundamental, Ignacio pone una premisa importante, que ayuda a comprender tal proceso: «En las personas que van de pecado mortal en pecado mortal, acostumbra comúnmente el enemigo proponerles placeres aparentes, haciéndoles imaginar deleites y placeres de los sentidos, para conservarlos y hacerlos crecer más en sus vicios y pecados; en dichas personas el buen espíritu actúa de modo contrario, punzándoles y remordiéndoles la conciencia por el juicio recto de la razón» (Ejercicios Espirituales, 314).
DISCERNIR EN BASE A LA HISTORIA
El Obispo de Roma puntualiza que "hay una historia que precede al que discierne, una historia que es indispensable conocer, porque el discernimiento no es una especie de oráculo o fatalismo”, por el contrario “las grandes preguntas surgen cuando ya hemos hecho un tramo en la vida, y es a ese tramo al que debemos volver para entender lo que buscamos”.
Francisco insiste que para saber qué pasa, qué decisión tomar, para juzgar una situación, hay que escuchar el propio corazón. “Esto es lo que nosotros tenemos que aprender: escuchar a nuestro propio corazón. Para conocer qué sucede, qué decisión tomar, opinar sobre una situación, es necesario escuchar al propio corazón”, subrayó el Papa.
“Del discernimiento puede nacer un encuentro que cambia la vida, para siempre, como el caso de san Ignacio; puede nacer algo que te haga mejorar en el camino, pero hay que estar atentos, el hilo conductor más bonito es dado por las cosas inesperadas”, concluyó Francisco.
(Fotografías: Vatican Media)
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