“¡No Toquen la Tierra Sagrada!”: La Iglesia Clama Contra el Allanamiento de una Comunidad Indígena en Paraguay
- Canal Vida
- 19 jun
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La Iglesia alzó la voz ante una orden de allanamiento sobre tierras indígenas en Caaguazú. Advierten que se viola la Constitución y se repite una historia de despojos. “¡Dios y la Patria lo demandan!”, claman los pastores desde Asunción.

El alma del Paraguay indígena está en peligro. Mientras muchos miran hacia otro lado, la tierra sagrada de la comunidad Mbya Guaraní de Huguá Po’i, en el departamento de Caaguazú, fue puesta en la mira por una orden fiscal de allanamiento que, de concretarse, se convertiría —según la Iglesia— en un acto brutal de despojo y profanación legal.
La Coordinación Nacional de Pastoral Indígena (CONAPI) y la Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Paraguaya no dudaron en levantar la voz: “Los allanamientos se volvieron en inhumanos desalojos. Son heridas abiertas que sangran en silencio”, denunciaron en un comunicado urgente.

UNA OFENSIVA CONTRA LA CONSTITUCIÓN
La preocupación no es sólo pastoral. Es constitucional. Los representantes eclesiales recordaron que cualquier intervención sobre tierras indígenas viola derechos básicos amparados por la Carta Magna del Paraguay:
🔸 El Artículo 64 garantiza a los pueblos originarios el derecho a la propiedad comunitaria de la tierra, gratuita, indivisible, intransferible e inembargable.
🔸 El Artículo 64b prohíbe terminantemente su traslado sin consentimiento explícito.
Pero aún así, una orden de allanamiento pesa sobre Huguá Po’i, como si la historia pudiera repetirse una vez más con la tinta del olvido.

LA LEY QUE PROHÍBE... Y SE IGNORA
Los pastores de la Iglesia no están solos en esta batalla. Citan también la Ley 234, que aprueba el Convenio 169 de la OIT, y el Estatuto de los Pueblos Indígenas, ambos instrumentos que exigen respeto absoluto a los derechos de asentamiento, identidad étnica y pertenencia territorial.
“Estas disposiciones deberían ser tenidas en cuenta de manera irrestricta por fiscales y jueces”, recordaron. Pero, ¿quién escucha hoy el grito del monte? ¿Quién se detiene ante el llanto de la tierra?

UN GRITO QUE NO SE CALLA
Desde hace tiempo, aseguran desde la CONAPI, los allanamientos se volvieron una rutina legalizada. Pero esta vez, la Iglesia no calló. “Lo que está en juego no es sólo un territorio. Es la dignidad de un pueblo entero”, afirma el comunicado, que cierra con una frase que resuena como un trueno: “¡Las autoridades juraron cumplir la Constitución! ¡Háganlo! ¡Dios y la Patria se lo demandan!”.

UN PAÍS EN CRISIS DE CONFIANZA
“La sociedad necesita volver a creer en la justicia”, insisten los obispos. Y es que cuando se vulnera la ley que protege al más necesitados, el Estado se convierte en cómplice de la injusticia.
El mensaje fue un grito profético. Una advertencia. Una cruz erguida en medio del avance silencioso de la legalidad que olvida. Porque si tocan la tierra de los Mbya, tocan el alma del Paraguay profundo.
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