Miles de personas peregrinaron 157 kilómetros en honor a monseñor Óscar Arnulfo Romero, en el marco de su 105 natalicio. "Es una manifestación de fe, esperanza y caridad", destacó el cardenal de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez.
Miles de personas peregrinaron junto a la imagen de san Oscar Romero, canonizado en 2018 por el Papa Francisco.
“San Romero y los mártires, esperanza de nuestro pueblo”, fue el lema de la quinta peregrinación en honor a Oscar Arnulfo Romero (1917-1980) que se realizó el 2 y 3 de este mes desde San Salvador hasta Ciudad Barrios, en el marco de los 105 años del nacimiento del santo (15 de agosto), organizado por la Iglesia en San Salvador.
La actividad inició este martes a las 5 con una celebración eucarística en la catedral metropolitana de la capital (ciudad donde fue asesinado el mártir), para luego dirigirse durante 157 kilómetros hasta Ciudad Barrio (sitio del nacimiento de Romero), donde cerró al día siguiente con una Santa Misa.
La romería estuvo encabezada por el cardenal Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San Salvador, quien ofició la primera Eucaristía.
“La peregrinación es una manifestación de fe, esperanza y caridad para nuestro pueblo en medio de un mundo que nos vende desesperanza, miedo y violencia”, subrayó el purpurado, y afirmó que “es una expresión de luz que transforma, renueva y nos llama a la reconciliación como pueblo asimilando el legado de san Oscar Romero”.
Asimismo, elogió la masiva participación de jóvenes: “sin juventud no tenemos futuro y sin Cristo no hay jóvenes felices, por tanto, hay que seguir caminando”.
En esta precesión también se rindió homenaje a los beatos Cosme Spessotto, Rutilio Grande, Nelson Rutilio Lemus, Manuel Solórzano y los mártires salvadoreños.
EL SANTO DE LOS DERECHOS HUMANOS
En el ceno de una familia humilde de Ciudad Barrios nació el 15 de agosto de 1917 Oscar Arnulfo Romero, el mismo día de la Asunción de la Virgen María.
Su vocación despertó tempranamente, cuando asistió a una ordenación sacerdotal y manifestó sus deseos de ser presbítero. Ingresó al seminario menor de San Miguel, de la orden claretiana, y posteriormente paso al seminario San José de la Montaña, de los jesuitas.
Recibió el Orden Sacerdotal el 4 de abril de 1942, y continuó sus estudios en Roma (Italia) para completar su tesis de Teología sobre los temas de ascética y mística, pero debido a la guerra, tuvo que regresar en 1943 a El Salvador y abandonar la tesis que estaba a punto de concluir.
Su primera parroquia fue Anamorós en el departamento de La Unión y luego fue llamado a San Miguel donde realizó su labor pastoral durante aproximadamente 20 años.
Dada su amplia labor sacerdotal fue elegido secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador y ocupó el mismo cargo en el Secretariado Episcopal de América Central.
El 25 de abril de 1970 fue nombrado obispo auxiliar de San Salvador. El día de su ordenación episcopal utilizó el lema "Sentir con la Iglesia".
En esa década la situación de violencia en el país avanzaba, con ello la Iglesia se edificaba en contra de esa situación de dolor, por tal motivo la persecución en todos sus sentidos comenzó a cobrar vida.
Luego de muchos conflictos en la arquidiócesis, la sede vacante de Santiago de María fue su nuevo camino. El 15 de octubre de 1974 fue nombrado obispo de esa diócesis.
Un año después se produjo el suceso de "Las Tres Calles", donde un grupo de campesinos que regresaban de un acto litúrgico fue asesinado sin compasión alguna, incluso a criaturas inocentes. El informe oficial hablaba de supuestos subversivos que estaban armados; las "armas" no eran más que las biblias que los campesinos portaban bajos sus brazos.
En medio de ese ambiente de injusticia, violencia y temor, monseñor Romero fue nombrado arzobispo de San Salvador el 3 de febrero de 1977.
En medio de un clima de violencia generalizada, el asesinato de fieles y sacerdotes, Oscar se convirtió en un implacable protector de la dignidad de los seres humanos, sobre todo de los más desposeídos; esto lo llevaba a emprender una actitud de denuncia contra el Estado.
Sus homilías se convirtieron en una cita obligatoria de todo el país cada domingo. Desde el púlpito iluminaba a la luz del Evangelio los acontecimientos del país y ofrecía rayos de esperanza para cambiar esa estructura de terror.
A raíz de su actitud de denuncia comenzó a sufrir una campaña extremadamente agobiante contra su ministerio arzobispal, en el que a través de los medios más importante del país se lo insultaba, calumniaba, y hasta amenazaban su integridad física.
El domingo 23 de marzo de 1980 Romero pronunció su última homilía, la cual fue considerada por algunos como su sentencia de muerte debido a la dureza de su denuncia: "en nombre de Dios y de este pueblo sufrido les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, cese la represión".
Al día siguiente fue asesinado de un certero disparo a las 18.25 mientras oficiaba la Eucaristía en la capilla del Hospital La Divina Providencia, exactamente al momento de preparar la mesa para recibir el Cuerpo de Jesús.
Fue enterrado el 30 de marzo y su funeral se transformó en una manifestación popular de sus queridos campesinos, viejecitas de los cantones, obreros de la ciudad.
En 1994 inició el proceso de beatificación. El 3 de febrero de 2015 Francisco autorizó el decreto de martirio del siervo de Dios Oscar Arnulfo Romero, reconociendo que su asesinato fue por odio a la fe.
El 6 de marzo de 2018, Francisco autorizó a la Congregación para la Causa de los Santos promulgar el decreto relativo al milagro atribuido a la intercesión de Oscar Romero. El 14 de octubre de ese año fue canonizado.
(Fotografías: Facebook Radio Católica Monseñor Romero 92.5)
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