"Lo que uno siembra, es lo que luego recoge", asegura el padre Rafael de Tomás Ferrer en su reflexión de la primera lectura de hoy (Mi. 2, 1-5).
¡Ay de los que traman el crimen
y planean pérfidas acciones en sus camas!
Yo también tramo contra estas gentes un mal del que no podréis apartar el cuello y no andaréis con la cabeza alta, pues serán malos tiempos aquellos
En cuanto apunta el día las ejecutan,
porque tienen poder.
Desean campos y los roban,
casas, y se apoderan de ellas;
oprimen al cabeza de familia
y a los suyos,
explotan al ciudadano y sus bienes.
Por tanto, esto dice el Señor:
«Yo también tramo
contra estas gentes un mal
del que no podréis apartar el cuello
y no andaréis con la cabeza alta,
pues serán malos tiempos aquellos.
Aquel día os dedicarán una sátira,
se cantará una elegía que diga:
“Estamos totalmente perdidos,
pues se reparte el lote de mi pueblo;
¿cómo se volverá hacia mí
para restituir nuestros campos
que ahora está repartiendo?”.
Por ello, no tendrás quien te eche a suertes
un lote en la asamblea del Señor».
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