Indignación y repudio: desalojos violentos de comunidades indígenas
- Canal Vida
- 4 mar
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La Iglesia en Paraguay condena los atropellos y exige justicia

En las últimas semanas, se registraron violentos desalojos de comunidades indígenas en Paraguay, dejando a numerosas familias sin hogar y vulnerando sus derechos fundamentales. La Coordinación Nacional de Pastoral Indígena (CONAPI) y la Coordinación Nacional de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) emitieron un duro comunicado en el que manifiestan su rechazo y exigen respeto a la dignidad de los pueblos originarios.

Desalojos que destruyen comunidades enteras
Las imágenes de viviendas arrasadas, cultivos destruidos y familias despojadas de sus tierras generaron indignación en la sociedad paraguaya. Los desalojos se llevaron a cabo con el uso desmedido de la fuerza pública, afectando a comunidades indígenas que históricamente habitan esas tierras.

La Pastoral Indígena denuncia que estos procedimientos no solo contradicen la Doctrina Social de la Iglesia, sino que además violan la Constitución Nacional y las leyes que garantizan el derecho de los pueblos indígenas a la propiedad comunitaria y a la no remoción de sus territorios sin su expreso consentimiento.
La Iglesia exige respeto y justicia
Desde la Conferencia Episcopal Paraguaya, se emitió un llamado urgente a las autoridades para que garanticen el respeto de los derechos de los pueblos indígenas. Se recuerda que la Constitución establece que las tierras indígenas son inembargables, indivisibles e intransferibles, y que el Estado tiene la obligación de proveerlas gratuitamente a las comunidades.
Asimismo, se advierte que la corrupción en el sistema judicial genera desconfianza en los fallos que avalan estos desalojos, lo que agrava la crisis social y jurídica. “Las autoridades deben cumplir con su juramento de respetar la Constitución y las leyes”, expresa el comunicado.

Un grito de auxilio ante la injusticia
Los pueblos indígenas de Paraguay enfrentan una situación alarmante que pone en riesgo su cultura, su sustento y su dignidad. La Iglesia reiteró su compromiso de acompañarlos en su lucha y de exigir que se respete su derecho a vivir en sus tierras ancestrales.
El comunicado finaliza con un contundente llamado a la justicia y a la conciencia de quienes tienen el poder de decidir sobre la vida de cientos de familias: “¡Dios y la Patria se lo demandan!”.
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