"Dios quiere que nadie se pierda", asegura el padre Rafael de Tomás Ferrer en la reflexión sobre el Evangelio de hoy (Lc. 15, 3-7), en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y a los escribas esta parábola :«Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra?
"Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse."
Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”.
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».
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