"Nuestra vida debe estar en manos de Dios, por lo que nos debemos reconocer hijos de Él y vivir como tales", asegura el padre Rafael de Tomás Ferrer en su reflexión del Evangelio de hoy (Mt. 17, 22-27).
En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres; lo matarán, pero resucitará al tercer día». Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaúm, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? Contestó: «Sí».
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?»
"Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres; lo matarán, pero resucitará al tercer día."
Contestó «A los extraños».
Jesús les dijo: «Entonces los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti».
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