El Santo Padre en su mensaje de Navidad suplicó por la detención de la guerra y recordó que ésta provoca hambre y usa la comida misma como arma.
El sucesor de Pedro saluda a los feligreses reunidos en la plaza San Pedro que participaron de la bendición Urbi et Orbi.
Francisco impartió este domingo la tradicional bendición Urbi et Orbi y pronunció su mensaje de Navidad desde el balcón central de la basílica San Pedro, donde exhortó a acallar las armas y poner fin inmediatamente a la "guerra insensata" en Ucrania, denunció que se está viviendo una "grave carestía de paz" en ese país invadido por Rusia y en otros escenario de esta "tercera guerra mundial": Siria, Israel, Palestina, Haití y Líbano, el Cuervo de África y Afganistán...
"Que el Señor Jesús, nacido de la Virgen María, traiga a todos ustedes el amor de Dios, fuente de fe y de esperanza; junto con el don de la paz, que los ángeles anunciaron a los pastores de Belén: '¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!'", expresó e invitó a volver la mirada a Belén.
“Jesús nace entre nosotros, viene para acompañar nuestra vida cotidiana, para compartir alegrías y dolores, esperanzas e inquietudes. Viene como un niño indefenso. Nace en el frío, pobre entre los pobres. Necesitado de todo, llama a la puerta de nuestro corazón para encontrar calor y amparo”, señaló el Santo Padre.
CAMINO DE PAZ
En su mensaje, el Obispo de Roma señaló que "Jesucristo es el camino de la paz, con su encarnación, pasión, muerte y resurrección abrió el paso de un mundo cerrado, oprimido por las tinieblas de la enemistad y de la guerra, a un mundo abierto, libre para vivir en la fraternidad y en la paz. Francisco nos pidió que sigamos esa senda, pero para ser capaces de seguir a Jesús ‘debemos despojarnos de las cargas que nos lo impiden y que nos mantienen bloqueados’”.
LA NAVIDAD DE JESÚS Y DE LA PAZ
Francisco una vez más recordó a Ucrania, pidió que la mirada se llene de los rostros de los hermanos y hermanas ucranianos, que viven esta Navidad en la oscuridad, a la intemperie o lejos de sus hogares, a causa de la destrucción ocasionada por diez meses de guerra.
"Abramos el corazón a Dios y permitamos que el Señor nos disponga a realizar gestos concretos de solidaridad para ayudar a quienes están sufriendo. Que Dios ilumine las mentes de quienes tienen el poder de acallar las armas y poner fin inmediatamente a esta guerra insensata", suplicó el Pontífice.
Asimismo, Francisco pidió que el Niño Jesús sostenga a las comunidades cristianas que viven en todo Medio Oriente, para que en cada uno de esos países se pueda vivir “la belleza de la convivencia fraterna entre personas pertenecientes a diversos credos”.
LA HUMANIDAD SUFRE DE HAMBRE
Francisco, pensando en este día, en el que se reúne la familia en una mesa “bien preparada”, pidió no desviar la mirada de Belén, que significa “casa del pan”, y cada uno piense en las personas que sufren hambre, sobre todo los niños. Recordó una vez más, que, mientras se desperdician grandes cantidades de alimentos y se derrochan bienes a cambio de armas, pueblos enteros sufren de hambre.
"Aquel que es fuente de todo bien se hace pobre y pide como limosna nuestra pobre humanidad. Dejémonos conmover por el amor de Dios y sigamos a Jesús, que se despojó de su gloria para hacernos partícipes de su plenitud. ¡Feliz Navidad a todos!", concluyó.
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