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  • Foto del escritorCanal Vida

El Papa lloró por las víctimas de la guerra ante la Virgen María

“Que sobre la guerra prevalezca la paz”, pidió Francisco emocionado ante la Virgen Inmaculada y expresó que le hubiera gustado llevar el agradecimiento de los ucranianos "por la paz que pedimos al Señor desde hace tanto tiempo".
 

“Virgen Inmaculada, hoy me hubiera gustado traerte la acción de gracias del pueblo ucraniano por la paz que desde hace mucho tiempo pedimos al Señor; en cambio, vengo a traerte la súplica de los niños, ancianos, padres y madres que están sufriendo las consecuencias de la guerra", expresó hoy conmovido, entre lágrimas, Francisco frente a la Inmaculada de la Plaza de España (Roma), después de dos años de interrupción de este gesto a causa de la pandemia.

 
 
EL CORAZÓN CON MARÍA

"Las flores puestas a tus pies por muchas realidades de la ciudad expresan el amor y la devoción por ti, que velas por todos nosotros. Y también ves y acoges esas flores invisibles que son muchas invocaciones, muchas súplicas silenciosas, a veces sofocadas, escondidas, pero no para ti que eres Madre", comenzó la oración del Papa.


"Hoy vuelvo a ti junto y te traigo las gracias y las súplicas de todos tus hijos, los cercanos y los de lejos. Desde el Cielo en el que Dios te ha acogido, ves las cosas terrenales mucho mejor que nosotros; pero como Madre escuchas nuestras invocaciones para presentarlas a tu Hijo, a su Corazón lleno de misericordia”.


“Ante todo, te traigo el amor filial de innumerables hombres y mujeres, no solo cristianos, que te nutren el mayor agradecimiento por tu belleza, toda gracia y humildad: porque en medio de tantas nubes tenebrosas eres signo de esperanza y consuelo".

 
 
LAS LÁGRIMAS DEL PAPA

El Papa prosiguió su plegaria con la voz quebrantada y visiblemente compungido: "Virgen Inmaculada, hoy me hubiera gustado traerte la acción de gracias del pueblo ucraniano por la paz que desde hace mucho tiempo pedimos al Señor. En cambio, todavía tengo que presentarles la súplica de los niños, de los ancianos, de los padres y madres, de los jóvenes de esa tierra atormentada. Pero en realidad todos sabemos que estás con ellos y con todos los sufrimientos, como lo estabas en la cruz de tu Hijo", expresó entre lágrimas Francisco.



Del mismo modo, expresó que le lleva a María “inquietudes de las familias, padres y madres que muchas veces luchan para llegar a fin de mes en el hogar, y se enfrentan día a día a pequeños y grandes retos para salir adelante".


En definitiva, "los sueños y las angustias de los jóvenes, abiertos al futuro pero frenados por una cultura llena de cosas y pobre de valores, saturada de información y carente de educación, persuasiva en el engaño y despiadada en la decepción. En especial les recomiendo a los jóvenes que han sido más afectados por la pandemia para que poco a poco vuelvan a agitar y extender sus alas y redescubran el placer de volar alto".

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