Cada 15 de agosto, Paraguay celebra con fervor a su patrona, la Virgen de la Asunción. Esta advocación mariana, que da nombre a la capital del país, tiene una historia rica y singular, marcada por la fe inquebrantable de sus devotos y el amor transmitido de generación en generación.
La devoción a la Patrona queda plasmada en las populares peregrinación que inundan las calles del centro de Asunción.
La Virgen de la Asunción, Patrona del Paraguay y Mariscala de sus Fuerzas Armadas, ocupa un lugar singular en el corazón de los paraguayos. Su historia se remonta al 15 de agosto de 1537, cuando un grupo de conquistadores, al llegar a tierras que más tarde serían la capital del país, decidió nombrarla Asunción en honor a la festividad mariana que se celebraba ese día. Así, la Virgen se convirtió en la protectora de la ciudad, aunque no fue hasta 1741 que la advocación recibió una imagen propia, encargada en Nápoles (Italia) por el canónigo Alonso Delgadillo y Atienza.
Actualmente, cada 15 de agosto, la Virgen de la Asunción no solo es celebrada como la patrona de la capital, sino también como un símbolo de la fe y devoción de los paraguayos, quienes conquistados por su amor materno la veneran con fervor inquebrantable.
Miles de jóvenes todos los años realizan la tradicional peregrinación juvenil en honor a la Madre.
MILAGROS DE FE
Para los devotos de la Virgen de la Asunción, su protección es tangible y milagrosa. Así lo demuestra la historia de María Cristina Martínez Cano, una paraguaya que, aunque vive en Weston, Florida (Estados Unidos), mantiene una profunda conexión espiritual con la Virgen. "Ella es mi mamita del cielo, mi protectora", aseguró Cristina.
Su fe se fortaleció aún más en 2010, cuando, tras un diagnóstico devastador de Espina Bífida para su hijo por nacer, se entregó completamente a la intercesión de la Virgen de la Asunción. Su hijo, Emmanuel José María, nació milagrosamente el 15 de agosto, durante la procesión de la Virgen en Paraguay, en lo que Cristina describe como una señal clara del amor y la protección de la Madre celestial.
Devoción a la Virgen de la Asunción en Paraguay.
LA MAYORDOMÍA DE LA VIRGEN
La devoción a la Madre de Jesús fue cuidadosamente preservada a lo largo de los siglos por la familia Zavala Delgadillo y sus descendientes, quienes custodiaron la imagen desde su llegada al país.
Esta responsabilidad fue transmitida de generación en generación, y hoy recae en Ana María Rodríguez Escobar de Pederzani, conocida como Pilita. Desde 1985, Pilita y sus hijas cuidan de la Virgen, vistiéndola con sus atuendos de gala y asegurándose de que siempre esté lista para la veneración de los fieles durante la novena y la fiesta del 15 de agosto.
"Nuestro mayor tesoro es la Virgen", declaró Pilita, quien considera un honor y una responsabilidad la tarea de embellecer y proteger a la Patrona del Paraguay. La ropa de la Virgen, confeccionada con brocados y bordados de oro, es cuidada con extremo esmero, al igual que su cabello natural, que, pese a tener más de cien años, sigue luciendo impecable.
La Mariscala de Paraguay.
SÍMBOLO NACIONAL
La Virgen de la Asunción no es solo un símbolo religioso, sino también un emblema nacional. Su imagen acompañó a los paraguayos en momentos históricos, y su influencia se extiende desde lo espiritual hasta lo cultural y lo social.
El Panteón Nacional de los Héroes, donde se encuentra su oratorio, es un lugar de encuentro para todos aquellos que desean rendir homenaje a la Virgen, no solo como patrona de la capital, sino como la madre espiritual de todo el país.
La festividad de la Virgen de la Asunción es un recordatorio de la profunda fe que caracteriza al pueblo paraguayo, una fe que, como la devoción a su patrona, se mantiene viva a través de las generaciones. Es un día para celebrar no solo la historia y la cultura de Paraguay, sino también para renovar el compromiso de seguir bajo el manto protector de la Virgen de la Asunción.
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