En una homilía profundamente conmovedora, monseñor Adalberto Martínez evocó el sacrificio de San Roque González de Santa Cruz y llamó a enfrentar con valentía las injusticias que hoy persiguen a los más vulnerables de Paraguay, especialmente a los pueblos indígenas.
Cardenal Adalberto Martínez.
En el marco de las V Jornadas Nacionales de Formación, el cardenal Adalberto Martínez pronunció el pasado 15 de noviembre en el seminario metropolitano de la capital una homilía que resonó en los corazones de fieles y asistentes.
“Nuestro compromiso no debe ser un ideal abstracto, sino una acción que haga justicia y proteja a los más débiles.” (Cardenal Adalberto Martínez)
Recordando al mártir san Roque González de Santa Cruz, el primer santo paraguayo, Martínez subrayó que la vida y entrega de este misionero jesuita son un ejemplo de amor cristiano que supera incluso los límites de la muerte. “Aunque mataron mi cuerpo; mi alma está en el cielo; pero yo volveré y les ayudaré”, citó el purpurado, rememorando las palabras atribuidas al corazón incorrupto de san Roque.
Héroe de los Indígenas
San Roque González de Santa Cruz, nacido en Asunción en 1576, dejó un legado de protección y amor hacia los indígenas guaraníes. Fue un misionero incansable que fundó numerosas reducciones jesuíticas, donde enseñó la fe, alfabetizó y defendió a los nativos de la opresión de los encomenderos. Su vida terminó trágicamente el 15 de noviembre de 1628, cuando fue brutalmente asesinado en una misión. Sin embargo, su corazón, conservado en un relicario, continúa siendo símbolo de compasión y lucha por los desfavorecidos.
Corazón incorrupto de san Roque González de Santa Cruz. (Fotografía: Archivo)
Un Llamado al Compromiso Cristiano
El purpurado, visiblemente conmovido, denunció la exclusión y el abandono que aún hoy sufren los pueblos indígenas y campesinos en Paraguay. “El Corazón de Roque González y de nuestros Mártires llora la exclusión y el denigrante trato a los más vulnerables”, proclamó. El prelado hizo un llamado a la acción concreta, instando a los presentes a no transigir con la mediocridad y a enfrentar los desafíos con la misma valentía de san Roque.
Inspiración para Tiempos Difíciles
Citando las palabras de Cristo: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Jn 15, 13), Martínez animó a todos a seguir el ejemplo del santo misionero. “Es la hora de asumir responsabilidades, de comprometerse, de no retroceder”, exclamó, pidiendo que cada cristiano tome el compromiso de transformar la sociedad con amor y justicia. La homilía concluyó con una ferviente invocación a la Virgen de los Milagros de Caacupé, pidiendo su intercesión y fortaleza para todos los fieles.
Un Corazón que No Calla
El cardenal evocó la imagen del corazón incorrupto de San Roque como un recordatorio de que la fe viva es aquella que lucha por los demás. “Nuestro compromiso no debe ser un ideal abstracto, sino una acción que haga justicia y proteja a los más débiles”, concluyó, dejando un mensaje claro: la misión cristiana es hoy más urgente que nunca.
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